Por: Érika Paz
(28 de mayo, 2014. Revolución TRESPUNTOCERO).- En México se observa un incremento de las violencias en contra de las mujeres periodistas, siendo los tipos más comunes: la sexual, física, psicológica, económica y feminicida. “Esto ocurre en países en conflicto como el nuestro y Colombia donde los derechos humanos de las mujeres periodistas son altamente vulnerables”, así lo señaló la doctora Aimée Vega Montiel, investigadora de la UNAM y vice presidenta de la International Association for Media and Communication Research, indicó que en la región de América Latina.
Tampoco existen políticas en los sindicatos de radio y televisión que garanticen sus derechos laborales en las industrias de comunicación. De acuerdo con la Agencia de noticias CIMAC, en México ha habido un incremento de la violencia en contra de mujeres periodistas en los últimos años.
CIMAC señala que 10 mujeres periodistas han sido asesinadas en la última década,. Asimismo informa que el 10 por ciento de los actos de violencia han sido perpetrados por funcionarios de gobierno. 16% por grupos criminales”.
“La violencia contra mujeres periodistas sucede con el consentimiento del Estado y en un ambiente en el cual los medios informativos no garantizan condiciones de seguridad a las mujeres para que realicen su trabajo”, abundó Aimée Vega, durante el Foro Internacional Género, Medios, TIC y Periodismo. A 20 años de la Plataforma de Beijing, organizado por Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC).
A 20 años de la Plataforma de Acción de Beijing para promover la igualdad, desarrollo y paz para todas las mujeres del mundo; la defensa de sus derechos y la potenciación del papel de la mujer no ha cambiado sustancialmente, pese a los avances obtenidos en los ámbitos legislativos y de políticas públicas.
Expertas en comunicación, medios, periodismo y política, de Europa, Asia, África, Norteamerica y América Latina, abordaron el tema de las posibilidades de acceso y permanencia de las mujeres en las empresas periodísticas, durante el primer día de actividades del foro.
Destacaron la subrepresentación de las mujeres en los medios de comunicación y en los puestos de jerarquía, y a su vez subrayaron la misoginia, el sexismo, la misoginia que campea en la información en torno a ellas.
Sin embargo, Margaret Gallagher, investigadora irlandesa, escritora y consultora especializada en género y medios, narró que hace a penas 10 años era impensable que las mujeres periodistas –o de algún otro ámbito laboral– se atrevieran a señalar la violencia y el sexismo ejercido en contra de ellas, por parte de funcionarios o sus empleadores.
En las diferentes mesas de análisis del día miércoles se denunció la falta de mecanismos institucionales de recolección de datos sobre las experiencias, necesidades y problemáticas de las mujeres. Así como la ausencia de encuestas y estadísticas realizadas por los Estados –de todas las regiones del mundo– sobre las diferencias sociales, políticas y económicas de las mujeres con respecto a los hombres.
Durante los últimos 20 años, han sido los organismos de la sociedad civil o de defensoría de derechos humanos, así como las universidades por petición de investigadoras y académicas, quienes se han dado a la tarea de realizar la labor de levantar censos, estadísticas y estudios cualitativos en dicha materia. Un trabajo que la mayor de las veces requiere del voluntariado de periodistas, académicas y activistas quienes enfrentan la falta de financiación para dichos proyectos.
La académica Aimée Vega Montiel, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), indicó que en la región de América Latina, “las políticas y leyes de comunicación en América Latina han ignorado los principios de igualdad y participación”, de las mujeres “sin embargo, la sociedad civil ha dado un fuerte impuso a sus derechos comunicativos”, desde los años 70 con el fin de democratizar los sistemas de comunicación.
No obstante, ninguna legislación en materia de telecomunicaciones como las recientemente aprobadas en Argentina, Ecuador y México, han adoptado “fehacientemente” los acuerdos y estrategias de la plataforma Beijing, para la igualdad de las mujeres en materia de comunicación e información. Razón por la cual Vega Montiel afirmó que “esta es una de las causas potenciales de las precariedad de los derechos comunicativos de las mujeres en América Latina y el Caribe”.
Los datos respecto al acceso de las mujeres a los puestos de toma de decisiones, sus condiciones laborales en las compañías de medios, así como en materia de educación “son precarios”.
En América Latina el sexismo y la reproducción de las violencias en contra de las mujeres se afirma en la radio, televisión y prensa. Asimismo, el Internet y las nuevas tecnologías se “han convertido en parte del ambiente de la violencia de género. Un problema central asociado es el aumento de la pornografía a través del Internet y los teléfonos móviles”.
Tan solo en el 2006 se contabilizaron “4.2 millones de páginas web de pornografía, 12 por ciento del total de los sitios en el mundo. 100 mil de estas ofrecen pornografía infantil […]. Ligado a la pornografía identificamos el tráfico sexual de mujeres, niñas y niños”, problemática que se agudiza en países donde no existe una regulación de internet y donde hay un elevado porcentaje de mujeres pobres como es el caso de la mayor parte de los países de América Latina y el Caribe.
Asimismo los videojuegos más comprados en la región de América Latina muestran la violación sexual a mujeres, prostitución y feminicidios. Con base en lo anterior, Aimée Vega expresó que ”el Internet y las nuevas tecnologías han contribuido a la normalización de la violencia de género, la pornografía y el tráfico sexual”.
De igual manera se siguen generando desigualdades en las condiciones laborales y en el mercado de trabajo de la región. Según con el reporte global del estatus de las mujeres en los medios informativos, publicado en 2011, en el continente americano son el 39.5 por ciento de las trabajadoras de tiempo completo y 70.7 en trabajos de medio tiempo.
En el caso de Argentina, México, Chile, República Dominicana y Brasil, las mujeres tienen una participación muy reducida en los puestos de gobierno de toma de decisión y en las direcciones generales. Con excepción de Ecuador, donde tienen un papel importante en puestos de jerarquía.
