El 28 de agosto de de 2015, por instrucciones presidenciales José Antonio Meade asumía la dirección de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
Meade llegó a una oficina que era un amplio cuarto vacío, sin escritorio, sillas, sillones ni una mesa donde comenzar a trabajar, de acuerdo con un empleado de la dependencia, por instrucciones de Rosario Robles se vació la oficina y se llevaron todos los muebles.
De acuerdo con Miguel Badillo en su texto para Contralínea, en ese momento José Antonio Meade dio instrucciones para realizar auditorías a todos los programas sociales así como una revisión de los contratos realizados por Robles y su equipo de trabajo en la Sedesol.
Al revisar archivos y expedientes encontraron anomalías en el manejo del presupuesto de casi todas las áreas.
“Toda la información que salía se le entregaba al secretario, aunque después supimos que por instrucciones de Los Pinos todo debía ocultarse” señaló un integrante del equipo de Meade.
De esta forma destacan que la impunidad de Rosario era conocida por todos, pues el propio Enrique Peña Nieto la protegía y la defendía fuera y dentro del gabinete cuando era señalada por actos de corrupción.
Incluso la ex secretaria de la Función Pública, Arely Gómez González, enfrentó muchas presiones de secretarios de Estados y de la Presidencia para que cerrara las investigaciones en contra de Rosario Robles.
Desde que asumió el cargo, el 27 de octubre del 2016, la contralora recibió llamadas de personas del gabinete de Peña Nieto para que archivara los expedientes abiertos contra Rosario Robles.
El propio ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong en varias ocasiones le pidió a Gómez González que cerrara el caso “porque era una mujer honesta”.
Pero una vez que terminó la protección presidencial y con la llegada de Andrés Manuel López Obrador y el fiscal Alejandro Gertz Manero, hay responsables en dos ominiosos casos como lo son Odebrecht y la Estafa Maestra.
Gertz Manero dio a conocer que en las investigaciones por corrupción de estos casos, serán judicializados como delitos de Estado por delincuencia organizada: es decir, una estrategia planeada por funcionarios desde las más altas estructuras de gobierno para desviar recursos del erario, enriquecerse ilícitamente y lavar dinero en favor de servidores públicos del sexenio anterior, incluido Enrique Peña Nieto.
Pese a que podrían haber muchos involucrados, un personaje clave que es el ex candidato presidencial José Antonio Meade Kuribeña, pues al suceder a Robles en la Sedesol se enteró de todas las irregularidades y el desvío de recursos.
La mala relación de José Antonio Meade con Rosario Robles podría traducirse en la colaboración del primero con la FGR para entregar toda la información reunida y que fue ocultada en el sexenio pasado.
Actualmente son investigados Rosario Robles y su ex oficial mayor Emilio Zebadúa González, quienes estuvieron frente a la dependencia en los primeros 3 años del sexenio de Peña y permitieron la triangulación de contratos con universidades públicas para desviar recursos públicos a empresas privadas, muchas de ellas señaladas como fantasmas.
ccca.