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La mafia colombiana de préstamos a domicilios: ¿La bolsa o la vida?

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I.- La prensa escrita nos ha informado de las actividades delictivas desarrolladas por colombianos. La más reciente sucedió el lunes 20 de octubre. Dos más en el año 2012 y uno en el 2013. La reportera Yáscara López (Reforma:23/X/14), nos dice que cuatro colombianos llegaron a nuestro país, trayéndonos no sólo la “escuela” de prácticas mafiosas del cártel más famoso de América Latina: el de Pablo Escobar, y que los capos mexicanos han superado conforme a la divisa de “que el alumno supera la maestro”. A más de 30 años, Colombia sigue sumida en el problema del narcotráfico y la guerrilla, no obstante que ésta última está negociando rendirse, en pláticas que se llevan a cabo en Cuba, sin que a la fecha hayan llegado a un arreglo con el gobierno de Colombia. Mientras tanto, algunos colombianos han emigrado a México para dedicarse al robo de casas habitación, joyerías y otras actividades redituables. La más camuflada es la mafia que ofrece sus “servicios” a domicilio, sobre todo en sus lugares de trabajo, con préstamos en efectivo y de inmediato. Los réditos no bajan del 20 por ciento, pagaderos cada 20 días. Un colombiano en motocicleta reparte tarjetas con el atractivo anuncio de “Préstamos al momento”.

II.- Tres policías, dos al servicio del gobierno de la capital del país y uno federal, al servicio del gobierno peñista, en sus días francos se dieron a la caza de un motociclista colombiano y lo detuvieron para que los llevara al domicilio de su jefe. Empero, otros policías detuvieron el Jeep “sospechoso” donde lo llevaban y cayeron en la cuenta que era un secuestro, pues el colombiano había cobrado intereses por 3 mil pesos. No obstante que el colombiano se dedica a esos ilícitos fue puesto en libertad por el Fiscal Antisecuestros, en lugar de remitirlo, con los policías-delincuentes, ante el Ministerio Publico para investigar si era o no cierto que éste era un cobrador del prestamista. En todos los centros de trabajo (gasolineras, taquerías y negocios establecidos), con toda impunidad, esos motociclistas colombianos están en el negocie de la usura, compitiendo con los usureros de los bancos, y con amenazas que llegan a cumplir, obtienen millones de pesos mensualmente. Y para tener “asegurados” a sus acreedores, les piden su domicilio, recibos de sueldos, credencial del INE y del IMSS, de manera que es difícil que se les vayan sin pagar lo que deben.

III.- En lugar de tener tantos conflictos con esos colombianos implicados en una red criminal de prestamistas, la policía defeña y de las entidades los deportan. La mafia china, cómplice del narcotráfico en Michoacán y Cancún, para, con la Tuta que tienen a buen resguardo, robarse por más de diez años el mineral, y la colombiana, forman parte de la delincuencia organizada que con la nativa, tienen a los mexicanos entre la espada de los homicidios (de Calderón a Peña van más de 150 mil) y secuestros, desapariciones, trata de mujeres, y de niños y adolescentes; y la pared del miedo a sufrir una de sus embestida. Los colombianos son los de: ¿la bolsa o la vida?, pues ejecutan a los que no pagan.

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