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Los nuevos procesos de selección en el Poder Judicial NO garantizan la paridad de género

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La implementación de la tómbola en la reforma judicial en México ha generado un debate considerable, principalmente en lo que respecta a su impacto en la selección de jueces y magistrados. Aunque la idea detrás de la tómbola, que consiste en sortear aleatoriamente a los candidatos calificados, busca reducir la corrupción y el tráfico de influencias que se ejecutado durante décadas, resulta preocupante que este mecanismo no considere de manera adecuada la paridad de género, un principio fundamental para garantizar la justicia y la equidad en la toma de decisiones judiciales.

La falta de paridad de género en la selección a través de la tómbola subraya un problema estructural de desigualdad que persiste en el sistema judicial mexicano desde siempre. A pesar de los esfuerzos por avanzar en la representación de las mujeres en cargos públicos, este mecanismo aleatorio podría contribuir a mantener la subrepresentación femenina en el poder judicial, ya que no garantiza la inclusión equitativa de mujeres en los cargos de mayor relevancia. Esto es especialmente problemático si se considera que, históricamente, las mujeres han enfrentado obstáculos significativos para acceder a estas posiciones debido a barreras culturales y sistémicas.

Además, la tómbola, aunque busca ser un mecanismo justo, podría dejar de lado aspectos esenciales como la trayectoria, la experiencia y la perspectiva de género que los candidatos podrían aportar al sistema judicial. La diversidad de voces, en particular la de las mujeres, es clave para abordar de manera más justa y equitativa los desafíos de un país como México, donde la violencia de género y la impunidad siguen siendo problemas graves.

Por tanto, mientras la tómbola puede parecer una solución neutral para evitar la corrupción, no es suficiente si no se complementa con medidas que aseguren la paridad de género. La justicia no puede alcanzarse plenamente si los principios de equidad y representación no son considerados en cada etapa de la selección de jueces, lo que requiere un compromiso más profundo con la inclusión de las mujeres en el poder judicial.

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