(02 de abril, 2016. RevoluciónTRESPUNTOCERO).- Los cuatro jóvenes que abusaron sexualmente a la joven Daphne Fernández en Veracruz continúan libres bajo el cobijo de la impunidad que impera en el estado gobernado por Javier Duarte, al igual que múltiples casos de violencia contra las mujeres en la entidad, pues no sólo la Fiscalía General no ha actuado pese a las evidencias del caso, sino que además se dio a conocer esta semana otra violación a una estudiante de la Universidad del Valle de México (UVM) Campus Boca del Río, quien fue grabada por sus agresores.
Veracruz no sólo se ha posicionado como la entidad más peligrosa para el ejercicio periodístico en el país, sino que también ocupa los primeros lugares en delitos como las desapariciones forzadas, extorsiones, homicidios, feminicidios y secuestros, los cuales han ido a la alza y el gobierno de Javier Duarte simplemente no ha enfrentado la problemática que sumerge día a día a la entidad por la falta de justicia y la fuerza de la impunidad.
Ahora los dos nuevos casos de violaciones sexuales a dos jóvenes han colocado a Veracruz nuevamente en el centro de la opinión pública, lamentablemente por otro suceso negativo, el cual está siendo naturalizado, criminalizado y normalizado por las autoridades, lo que demuestra una vez más una ausencia de acción por parte del gobierno priista, pese a que en otros casos sin notoriedad en la clase política y social de la entidad se habrían resuelto rápidamente.
Los Porkys de Costa de Oro, apodo con el que se conoce a la banda integrada por los cuatro jóvenes agresores de Daphne, cuyos nombres son Enrique Capitaine Marín, Jorge Cotaita Cabrales, Diego Cruz Alonso y Gerardo Rodríguez Acosta, son hijos de empresarios y políticos ligados al PRI, quienes ya han cometido otros crímenes y hasta la fecha han sido protegidos y siguen libres. El abuso sexual, último delito cometido por este grupo de mirreyes, es calificado como de los más repudiables que puede perpetrar un ser humano y que en contraste es de los más naturalizados en este país misógino y machista, el cual se comete cada 9 minutos en México.
El gobierno de Duarte ha tratado de minimizar los nuevos casos que han provocado el rechazo de la sociedad, pues por mínimo sentido de la justicia los agresores tanto de Daphne como de la estudiante de la UVM deberían de estar en prisión cumpliendo las pugnas que establece el código penal y no sólo pidiendo una patética disculpa a través de un video para después negar el hecho violento, sin embargo, Veracruz es un estado donde sólo existen las instituciones y leyes que favorecen a los amigos del gobernador y criminalizan a las personas agredidas.
Ahora los familiares de ambas jóvenes deberán exigir la justicia elemental que el Estado debería garantizarles, por lo que la sociedad debe estar más unida que nunca para que los agresores sean sancionados y los casos no queden en el olvido y se conviertan en uno más de los miles que han quedado sin resolución.
Por su parte Duarte disfruta de sus últimos meses en el poder, cínico y con la fiel meta de coleccionar el mayor número de injusticias, antes de retirarse con la protección del PRI a disfrutar de todo lo robado y destrozado.
El priista amparado por su partido en el Congreso local sabe que no podrá ser enjuiciado políticamente como han pretendido los legisladores de la oposición, por lo que sólo resta que en la entidad la sociedad civil se manifieste no sólo en las calles, sino también en las urnas para cambiar la cruda realidad sangrienta e impune que vive la población veracruzana.
