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Morena, imperativo crear el partido que demandan las clases mayoritarias

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(28 de octubre, 2014).- Es incuestionable la capacidad de convocatoria de Andrés Manuel López Obrador, quedó demostrado una vez más el domingo 26 en el Zócalo. Sin embargo, también es verdad que el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) no debe ni puede depender de su fundador y dirigente nacional, por más carisma que sin duda tiene y por más voluntad y empeño que pone en su patriótica labor política. Mientras el partido no cuente con una organización sólida, con dirigentes visionarios y con mentalidad ajena a mezquindades, el “partido de la esperanza” no pasará la prueba de fuego de las elecciones del año entrante.

​Es obvia la urgencia de un órgano dirigente que afronte el compromiso de consolidar el partido que le urge al país, carente de una izquierda verdadera capaz de enfrentar con éxito las embestidas de una cúpula política reaccionaria, dispuesta a todo con tal de mantenerse en el poder. Así lo patentiza una realidad cada vez más espeluznante, a la que la oligarquía quiere que nos acostumbremos y veamos como una fatalidad irreductible. Es vital su funcionamiento, acorde con el imperativo de crear el partido que demandan las clases mayoritarias, con una dirigencia responsable y comprometida con las ingentes tareas que urge impulsar en esta etapa.

​Vale tal señalamiento porque en la asamblea informativa en la plaza del Zócalo capitalino, lo que más brilló fueron las banderas y la propaganda del Partido del Trabajo (PT), el cual se cuelga de López Obrador en cuanta oportunidad se le presenta, situación que desorienta a la población poco informada o que tiene la imagen de una izquierda acomodaticia y dispuesta a negociar con los círculos del poder. Es cierto que no se puede generalizar a este respecto, que hay entidades federativas donde el PT ha hecho una labor con claroscuros, como consecuencia del poder de los gobernadores para tener el control de la vida política en sus estados, aunque para lograrlo desvíen recursos del erario. Con todo, no tan cínica y deleznable como la realizada por “Los Chuchos” en el PRD.

Fue notorio, por otro lado, que hay un decidido entusiasmo de la población en diversas entidades del territorio nacional, porque Morena es ya un partido, el “partido de la esperanza”. Se vio cómo llegaron de varios estados contingentes de cientos de simpatizantes y militantes, haciendo sacrificios personales que no les son reconocidos. No hubo una sola mención a ese hecho, situación que se agrava cuando esos grupos de militantes se encuentran con las puertas cerradas de los dirigentes del partido, con alguna que otra excepción, quienes no parecen dispuestos a descender del paraninfo en que se encuentran, pensando sólo en su futuro inmediato, no en el imperativo de fortalecer una organización partidista que requiere del apoyo de los electores.

Las consecuencias de tan nocivo proceder, de continuar así como van esos dirigentes que no se dignan mirar para abajo, serán el fracaso de un esfuerzo extraordinario de un hombre cuyo patriotismo y voluntad no es suficiente para llevar a cabo los cambios gigantescos que requiere el país en la actualidad. Es preciso que se entienda que la gente tiene la esperanza de contar con un partido que merezca la confianza que se le otorga, no una organización política más que defraude esa motivación por un futuro mejor, sin necesidad de que las cosas se compliquen aún más de lo que ya están por la podredumbre de un sistema en completa decadencia, con el cual la “izquierda” pretende seguir confabulándose. ¿Lo entenderá el propio López Obrador?

​Es fundamental que Morena demuestre, en las elecciones del 7 de julio del 2015, su independencia y su capacidad organizativa ajena a componendas espurias. De otro modo irá al fracaso, le dejaría el camino libre a la “izquierda moderna” que le hace el juego al grupo en el poder, como con todo cinismo y desvergüenza lo hacen “Los Chuchos” y algunos dirigentes del PT en algunos estados, situación que les ha permitido asegurar un buen nivel de vida, a quienes los ciudadanos tienen plenamente identificados. De ahí el riesgo de que Morena se deje arrastrar por una inercia funcional al sistema antidemocrático que nos desgobierna. Urge una necesaria autocrítica en la dirigencia nacional de Morena.

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