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Peña Nieto está jugando con fuego: ahorca económicamente a mexicanos

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Algo debe estar planeándose. Seguramente existe una estrategia. Lo que no queda claro es ¿cuál es el rumbo? ¿Qué finalidad persiguen? ¿Saben lo que están haciendo? ¿le conviene a quien se supone les dicta las reglas económicas, políticas y hasta los renglones que corresponden a lo social, que se llegue a extremos en los que la población puede reaccionar de formas que ya se tienen en los registros de la historia nacional? Porque está la indignación por la inseguridad, por lo sucedido en Ayotzinapa, por lo de Tlatlaya, por la lucha que de nuevo emprenden en Atenco, por las violaciones y ejecuciones del Ejército, por la permanencia y florecimiento del narco; pero también en el renglón económico se está llevando a quienes dedican la mayor parte de su tiempo en trabajar a grados de insatisfacción y rechazo al gobierno que no se veían desde hace varias décadas.

Apenas entró noviembre y el cilindro de gas, el de 20 kilos, que es el que consumen en las zonas urbanas más pobres, pero que es también el combustible que llega a muchos poblados en donde la costumbre sigue siendo la misma, no hay tanques estacionarios, se mide muy bien y se controla como se gasta, por lo que no dudan las amas de casa en encolerizarse cuando no rinde lo suficiente sabedoras que no les están dando el peso completo, y ya se tiene que pagar una suma que significa la percepción de casi 4 salarios mínimos. Para quienes ganan dos o tres, que es lo que más presumen los de la Secretaría del Trabajo como promedio de los de más bajo sueldo, esa erogación significa que lo que perciben por dos días. Si a eso se le suma el aumento de transporte que ya no pueden detener, el encarecimiento de los productos y los alimentos, la irritación va creciendo.

Porque no solamente es el gas. También la gasolina, combustible que inexplicablemente, en el caso del diesel, dejó de ser económico ya que se consideraba fuente básica para el campo, para la producción, para la industria, para los barcos pesqueros y cuesta casi lo mismo que la Premium, que la que utilizan para los vehículos más lujosos. Diesel, 13.83 por litro; Premiun, 14 pesos por litro. ¿Qué pueden hacer lo que utilizan este producto para sus labores? Además está el saqueo que están haciéndole a todos los bolsillos de los mexicanos incrementando no solo las tarifas de energía eléctrica, sino a través de la alteración de medidores que resulta a todas luces inexplicable. Como si lo anterior no fuese suficiente, está el agua y el precio de ésta. Y no se trata de que se eduque al pueblo para el mejor manejo del vital líquido, sino que la concesionan y quienes tienen el control del producto abusan, los medidores ya no son considerados como punto de cobro, sino que se ensañan con la gente de menores recursos y su único alegato es “tiene fugas en sus instalaciones”, cuando la existencia de ésta se registra en calles y avenidas bajo su responsabilidad.

Alguien debe haber enterado a Peña Nieto que está jugando con fuego. Que prende a la gente con los precios del gas, de la gasolina, de la luz, que no hay control sobre el agua y que en el caso de estos dos últimos viola su gobierno flagrantemente los derechos humanos, los artículos que México como muchos otros países han aceptado para ser cumplidos y que advierten que ambos son de sobrevivencia por lo que no pueden ser retirados a los ciudadanos. Las contradicciones en los reportes económicos son tantas como las que refieren sobre la inseguridad, los secuestros, el destino de los normalistas. El Banco de México advierte que habrá afectaciones por los recientes acontecimientos sociales. En cambio en Hacienda siguen insistiendo en un crecimiento que nadie ve del 2.7 por ciento, ridículo por cierto, si se compara con las fanfarrias que lanzaron sobre el porcentaje al que llevaría el gabinete económico de Peña Nieto al país, a la promesa de un desarrollo sostenido y suficiente. Dicen que pese a la inseguridad habrá estos registros agregando que hubo un buen desempeño del empleo formal, que se tiene el menor desempleo, que creció la industria automotriz –que no es industria es maquiladora- y que hay dinamismo en la construcción –será a pesar de que el gobierno no ha levantado ni un tabique-.

No conformes señalan que con los ajustes al tipo de cambio de 13 a 13.40 por dólares y en el caso del petróleo de 82 a 79 dólares por barril, el año que entra se acelerará el crecimiento porque existen medidas para dotar a la economía de los elementos que le permitan acelerar el crecimiento ante el aún complicado entorno macroeconómico prevaleciente en el ámbito internacional. Los elementos no son otros que deuda y más impuestos o gasolinazos como el autorizado del 3 por ciento para enero aún y cuando habían dicho que estos incrementos terminarían en diciembre del 2014. Lo complicado no está tanto en el exterior como en el interior del país con un campo abandonado, con la industria paralizada, con el comercio registrando cada vez mayores reducciones de ventas.

De ahí que de plano la promulgación de los reglamentos energéticos la tuviese que hacer el titular del Ejecutivo igual que sus acuerdos, en lo oscurito. Dejando su publicación en el Diario Oficial de la Federación para el pasado viernes y si se tenía algún resultado sobre el asunto de Ayotzinapa, o sea cuando pudiera hablar del orden reestablecido ya veríamos, este martes, las fotos con todo el gabinete, con los líderes del Congreso, con la jerarquía hasta del poder judicial para señalar que ya está todo listo para la puesta en marcha de la reforma energética. Y así ha sido solo que sin nada que decir sobre resultados en la localización de los 43 jóvenes y mucho menos mencionar siquiera el caso Tlatlaya o la última ejecución que se atribuye al Ejército Mexicano o el crimen del general asignado a la seguridad de la zona norte de Tamaulipas. No, solo un Acuerdo Nacional.

Y también esta intención de ocultamiento se debe a que, en el caso del gas, se advierte en este reglamento que la posibilidad de seguir rellenando los cilindros portátiles no podrá darse mientras no se emitan normas en materia de seguridad. Lo cual es un argumento tan inválido como el que emplean en la CFE ya que después de años y años de llevar a cabo esta práctica ahora resulta que queda detenida hasta en tanto no se norme la seguridad. ¿Tantos años llevamos expuestos y no se había el gobierno percatado de que hay peligros? ¿Se les olvido San Juanico? Porque resulta que dentro de las clases populares también se usa que llevan sus tanques hasta el depósito para hacer cargas parciales y ahora esta práctica se verá con mucha más frecuencia al cotizarse cada litro en 13 pesos con 77 centavos en algunas zonas; en otras llega a los 15 pesos con 80 centavos.

Van también a liberar el mercado de las gasolinas, lo cual ya se verá las severas repercusiones que se tendrán. En el caso de la luz, también se regirán bajo las leyes del mercado, esas que no están escritas, de las que se abusa o sirven de justificación para incrementar los precios con su dosis de demagogia pura. Y nada de esto parece importar a los señores de la Suprema Corte de injusticia ya que rechazaron la consulta sobre la reforma, como igual hicieron para los salarios. Cuauhtémoc Cárdenas dijo al respecto: “eso nos deja ver la clase de ministros que tiene la Suprema Corte de justicia de la Nación –menos uno, José Ramón Cossio-, no merecen la confianza ni la responsabilidad que el Estado mexicano y el pueblo han depositado en ellos”. Lástima que hasta ahora se den cuenta de lo que ya Andrés Manuel López Obrador había señalado desde hace tiempo. Ni qué decir de la forma en la que fue criticado para ahora tener que, simplemente, darle la razón porque las instituciones en México están podridas.

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