Por: Valentina Pérez Boteri
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La Unión Europea le ha impuesto a su industria papelera el reto de reducir para 2050 en un 80 por ciento sus emisiones de gases de efecto invernadero. ¿Cómo lograrlo?
El reciclaje ha sido uno de las técnicas más usadas tanto para mitigar el impacto ambiental de los desperdicios como para reducir la cantidad de fibra virgen solicitada; el problema, como lo señala Carlos Reinoso director de la Asociación española de fabricantes de pasta, papel y cartón (Aspapel), es que en su industria aún no existe “el ciclo cerrado, siempre se necesita un porcentaje de fibra de madera virgen”.
A esto se suma que no todo el papel se puede reutilizar: ni el papel higiénico ni el utilizado en los cigarrillos se ha podido tratar para darle un segundo uso –son el 18 por ciento del total utilizado en España-; además las fibras de papel no se pueden reutilizar indefinidamente pues a cada nueva utilidad se desgastan hasta convertirse en basura inusable.
La industria papelera luchará por su permanencia no como la materia prima de libros, revistas y periódicos sino apostándole al valor agregado de sus productos: empaques inteligentes a los que se le sumen soluciones informáticas para proveer, por ejemplo, la fecha de caducidad del objeto que recubren.
En México, por ejemplo, la Cámara del Papel –asociación que agrupa la industria papelera-, hace énfasis en las inversiones sustentables que realiza para reducir el uso del agua y la deforestación, así como que ocupa el quinto lugar de países recicladores de papel ya que el 87 por ciento de la fibra es reciclada.