Luego de que la politóloga Denise Dresser fue corrida por un grupo de manifestantes en la marcha del 2 de octubre, y tras sus declaraciones en las que asegura que no se retiró del Zócalo capitalino ayer en la tarde “por cobarde”, sino para evitar “violencia”, surgieron diversas voces de actores políticos que la buscaron posicionar como víctima de intolerancia.
Ante ello, en redes sociales el tuitero Pablo Hernández explicó en ocho puntos por qué Dresser no es una víctima en el caso de la marcha. A continuación las presentamos:
- En ningún momento fue agredida físicamente, solo fue interpelada por un grupo de manifestantes.
- Si bien no es servidora pública ella misma se ha sometido a un mayor grado de escrutinio público.
- Su participación permanente en programas de opinión implica un intento de influir en la opinión pública.
- Constantemente acude al Congreso con una agenda de grupos de presión para influir en representantes populares.
- Dresser NO es “una ciudadana más”, es una representante de grupos económicos y políticos con una agenda particular y como tal ha entrado libremente en la contienda.
- Quienes participan en la esfera pública están sujetos a RENDIR CUENTAS por sus acciones.
- Los sucesos del zócalo son un ejemplo de cómo una persona que participa en la ARENA POLÍTICA es increpada por ciudadanos que reclaman y manifiestan su desacuerdo con sus actos o posturas políticas.
- Actuar en política también implica COSTOS, hoy los pagó.