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Justicia para las alumnas del IPN, un llamado urgente contra la violencia digital

Alarmante la intervención de "No Más Presos Inocentes", grupo de choque que respalda a Diego "N", exalumno que alteró fotografías de compañeras al simular que estaban desnudas.

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CDMX.- En un contexto donde la violencia digital se ha convertido en una nueva forma de agresión hacia las mujeres, las alumnas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) han mostrado un ejemplo de valentía y determinación al exigir justicia contra Diego “N”, exalumno acusado de utilizar inteligencia artificial para alterar fotografías de sus compañeras y simular que estaban desnudas. Este caso no solo refleja una grave violación a la intimidad sexual, sino también un atentado contra la dignidad de las mujeres en espacios académicos.

La audiencia del pasado 27 de noviembre, donde se esperaba un avance significativo en el proceso judicial, fue nuevamente aplazada. Esto, tras la solicitud de una prórroga por parte del imputado para presentar pruebas a su favor. Mientras tanto, las víctimas, sus familias y colectivos feministas enfrentan una revictimización constante, alimentada por la burla y actitud desafiante de Diego “N”, quien no muestra arrepentimiento alguno y mantiene una actitud de superioridad frente a un sistema de justicia que, hasta ahora, ha sido lento y deficiente.

Más alarmante aún es la intervención del colectivo “No Más Presos Inocentes”, que se ha convertido en un grupo de choque al respaldar a Diego “N”. Este acto resulta profundamente repulsivo, no solo porque defiende al presunto agresor, sino porque niega la evidencia contundente: las miles de imágenes encontradas en su posesión, producto de su manipulación digital. Este colectivo no solo desacredita la lucha de las mujeres, sino que también perpetúa una narrativa que minimiza las agresiones hacia ellas y pone en duda la veracidad de sus testimonios.

Diego "N", exalumno del IPN y agresor sexual. Foto: Cortesía
Diego “N”, exalumno del IPN y agresor sexual. Foto: Cortesía

Mientras tanto, las estudiantes del IPN han demostrado una resistencia admirable frente a las provocaciones y agresiones de este grupo opositor. A pesar de los empujones, insultos y la constante revictimización, las alumnas continuaron manifestándose pacíficamente, alzando sus pañuelos verdes y violetas, símbolos de la lucha feminista, y gritando consignas como “Mi cuerpo no es para tu consumo” y “Queremos estar seguras también en internet”. Estas frases no solo resumen su indignación, sino que ponen de manifiesto una demanda legítima: justicia, reparación del daño y garantías de no repetición.

La complicidad social que defiende a los agresores, bajo el falso pretexto de “inocencia”, es un reflejo del patriarcado enraizado en nuestra sociedad. Este caso no puede tratarse como uno más. De resultar culpable Diego “N”, esta resolución podría marcar un precedente histórico, no solo en México, sino a nivel mundial, siendo el primer fallo por un delito de violencia digital contra la intimidad sexual.

Es momento de que las autoridades dejen de retrasar la justicia y actúen con contundencia. Este caso debe ser una lección para quienes utilizan las herramientas tecnológicas como armas de violencia, y un recordatorio de que el acceso a la tecnología debe estar acompañado de responsabilidad y respeto. La lucha de las estudiantes del IPN no es solo por ellas, sino por todas las mujeres que han sido víctimas de violencia digital. Su integridad y dignidad no pueden seguir siendo vulneradas.

El llamado es claro: las instituciones deben garantizar justicia plena. Las autoridades, el IPN y la sociedad deben cerrar filas para proteger a las mujeres, erradicar la violencia digital y frenar cualquier intento de minimizar o justificar estas agresiones. El internet patriarcal no puede seguir siendo un terreno de impunidad. Diego “N” libre, nunca más.

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