Autor: Calibán Méndez
La entrada de los novedosos “narcóticos de diseño” en el mercado ilegal en México no han podido destronar a la marihuana como la droga más consumida.
El ‘polvo de ángel’, C-B2, MDMA, y muchas otras drogas que nacen en laboratorios clandestinos para venderse entre los jóvenes, apenas son atractivas para menos del 10% de los consumidores de estupefacientes en México, mientras que el 80% prefiere la cannabis, según la Comisión Nacional contra las Adicciones.
Esta planta psicoactiva – cuyos primeros usos se remontan al año 28 antes de Cristo en las comunidades del pueblo chino – incluso duplica en consumidores a la cocaína: por cada 2.4 fumadores de yerba en México, hay un esnifador de polvo blanco.
En el mundo la situación es similar: es la droga de mayor elección, cuyo uso – al menos una vez por año — se calcula entre 130 y 190 millones de personas, que representan entre el 2 y 3% de la población total mundial, de acuerdo con la ONU.
La cotidianeidad de la marihuana en el país ha abierto un debate sobre su despenalización para uso medicinal.
El 56.2% de los mexicanos están a favor de que la cannabis sea utilizada como un auxiliar médico, principalmente para combatir dolores crónicos en padecimientos como el cáncer, de acuerdo con una encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica realizada en marzo de 2012.
Sin embargo, parece que hasta ahí llegará a corto la legalización de la “mota” en territorio nacional, pues la misma casa encuestadora, en un estudio hecho en diciembre de este año,
anotó que casi 8 de cada 10 mexicanos está en desacuerdo con la despenalización del uso recreativo.
Mientras la marihuana se debate entre ambas posturas, ella sigue presidiendo el reinado de las drogas ilegales en el país.
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