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INE: vuelta al pasado en materia electoral

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(11 de junio, 2014).-La Reforma Político Electoral aprobada en su totalidad el pasado 15 de mayo por la mayoría de los legisladores de las Cámaras de Diputados y Senadores presentó como uno de sus cambios principales la transformación del Instituto Federal Electoral (IFE) a Instituto Nacional Electoral (INE), con lo cual se pretende que el órgano electoral por excelencia se encargue de realizar las elecciones federales y locales a partir del 2015.

Sin embargo algunos participantes de los foros de la Reforma Política-Electoral, académicos y expertos en el rubro, así como ONG´s y universidades señalaron que esta transición es un retroceso al sistema electoral, el cual  desde 1997 había sido un parteaguas en los procesos de elección popular.

La creación del INE  busca generar una nueva aceptación por parte de la sociedad sobre los procesos electorales ya que la imagen que se ha ido dejando en las últimas dos elecciones federales presidenciales provocó la desconfianza de la ciudadanía.

El IFE nació tras la desastrosa elección presidencial del año de 1988, la cual llevó a Carlos Salinas de Gortari a la presidencia de la República tras la sospecha de que se realizó un fraude electoral durante la jornada de la elección, y sus contendientes principales, Manuel Clouthier y Cuauhtémoc Cárdenas fueron los encaminadores de señalar que la elección había sido un “fraude” debido a que se había “caído” el sistema en el conteo de los votos del proceso electoral.

Esta situación y el descontento social trajo consigo que el entonces presidente, Carlos Salinas de Gortari conformará el  IFE, suceso que sirvió para tranquilizar el clima social que buscaba un detonante para denunciar las fallas en el sistema político.

Pese a esto, el instituto no era autónomo como en un principio se pensó, ya que la Secretaria de Gobernación (Segob) era la encargada de presidir al instituto, y el entonces secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, presidió las sesiones del órgano electoral como su presidente.

Estos hechos y la cercana elección para elegir de nueva cuenta a un presidente de la República hicieron que en 1993 se reformara al instituto y su principal cambio fue que el IFE sería quien validaría las elecciones y sancionaría a los partidos políticos en caso de que se cayera en un exceso, como el abuso de los tiempos y del dinero presupuestado para las campañas, pero el órgano electoral seguía siendo parte del estado.

Hasta el año de 1996, y con un proceso electoral “exitoso”, el IFE pudo ser un representante ciudadano, tal y como se buscaba en 1990, ya que la Reforma Político-Electoral permitió al instituto contar con consejeros electorales autónomos del gobierno federal, lo que derivó en la conformación de nueve consejeros ciudadanos incluido al presidente.

Como reto fundamental el IFE se encargaría de dar certeza a las elecciones del año 1997 y al cambio en el poder en el año 2000. Este instituto ciudadano estuvo a cargo de la presidencia de José Woldenberg.

José Woldenberg al ser encargado de ciudadanizar al órgano electoral llegó con cartas altas en su haber profesional, ya que al ser el primer Consejero Presidente Ciudadano del IFE, antes había sido militante y dirigente de los partidos Socialista Unificado de México (1981-1987), Mexicano Socialista (1987-1989) y de la Revolución Democrática (1989-1991), pero renunció a este en 1991 porque ya no compartían la misma ideología.

Los procesos otorgaron como resultado que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdiera escaños en la Cámara de Diputados y sobre todo la derrota en la elección presidencial a manos del Partido Acción Nacional (PAN) y su candidato, Vicente Fox.

En 2003 la presidencia fue otorgada a Luis Carlos Ugalde, al cual la elección del 2006 lo marcaría por el escándalo de la elección presidencial ya que el resultado final fue una diferencia de sólo 0.56 por ciento entre los candidatos del PAN, Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, del PRD, quien señaló de “robo” el que el IFE anunciara al panista como el ganador de la contienda tras la calificación final en los tribunales.

Además del fallo en los mecanismos electorales, la campaña sucia en contra del candidato de la izquierda fue una de las causas que tampoco se tomó en cuenta y el eslogan de “Un peligro para México” fue también causante para que se validara la mínima diferencia del resultado de los votantes.

Este hecho marco al IFE ya que la sociedad pedía que se realizara un conteo voto por voto del total de las boletas electorales, acción que no ocurrió y el órgano electoral se manchó de nueva cuenta con el fantasma del fraude electoral.

Un año después, en 2007, Ugalde dejó la presidencia del IFE y los señalamientos de los partidos de izquierda derivó en que se realizara otra reforma electoral,  aplicando modificaciones en los tiempos de los partidos políticos en los medios de comunicación y sería el IFE quien otorgaría esos tiempos.

Tras una imagen fracturada por el proceso electoral del 2006, el nuevo presidente sería Leonardo Valdés Zurita, quien tenía en su poder la reivindicación del instituto para que el fantasma del 2006 no se repitiera y con las reformas realizadas la tarea era complicada.

Para el proceso de la elección presidencial del 2012, el IFE contó con nuevos instrumentos para no repetir lo acontecido anteriormente;  siendo los partidos políticos de izquierda los impulsores para que no se diera un nuevo fraude, dotando con el recuento de votos, la cuota de género y el voto electrónico la nueva estructura del instituto.

El proceso electoral del 2012 de nueva cuenta no pudo pasar desapercibido por el “fraude” pero esta vez cambió el método por el cual la elección obtenía un ganador.

En esa elección, Enrique Peña Nieto, quien fue acusado de haber comprado los votos a partir de distintas acciones como la entrega de monederos electrónicos y de tarjetas de despensa, obtuvo el triunfo y a pesar de los señalamientos denunciados, los órganos encargados de dictaminar la elección no tomaron en cuenta las pruebas presentadas, siendo este el nuevo fantasma que marcaría al instituto pero con la palabra “compra”.

El caso de la entrega de las tarjetas o monederos electrónicos fue sustentado bajo las pruebas de que éstas eran un total de 9 mil 924 tarjetas con fondos por 70 millones 815 mil pesos, así lo señaló en su momento el PAN, quienes fueron los primeros en denunciar el caso. Pero el IFE no dio paso a la investigación correspondiente hasta ya pasada la elección y determinó que no se “contaba” con las pruebas suficientes para justificar las acusaciones.

Tras estos señalamientos, en 2013 se reformó, una vez más, la forma en que el IFE participaría en los procesos electorales, lo cual dejó como resultado que cambiara su estructura para convertir al instituto en un órgano nacional, centrando toda su estructura en conformar las elecciones tanto estatales como las federales, para que así se pueda validar las elecciones en todo el país.

La prueba de fuego para el INE  será en 2015, cuando se cite de nueva cuenta a la ciudadanía a votar, pero la opinión sobre el instituto es negativa y no cuenta con el respaldo ciudadano que en 1997 se dio y transformó la vida política del país. Sin duda el INE verá su reto no en entregar una elección exitosa, sino en demostrar a la ciudadanía que es un órgano electoral distinto que el que se fue y que la marcado a un país por las acciones tomadas. ¿Podrá superar los retos o será un instituto al servicio del poder político?

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