(13 de junio, 2014).- A poco más de cuatro meses de haber empezado el plantón en Coatepec, en el ejido de Tuzamapan, el Movimiento Pueblos Unidos de la cuenca de La Antigua por los ríos libres sigue luchando y con los ánimos en alto.
Desde 2010 la empresa Odebrecht tiene intenciones de llevar a cabo el Proyecto de propósitos múltiples Xalapa, el cual está dividido en tres etapas: construir una presa hidroeléctrica de 100 metros de alto por 700 de ancho en el río Pescados, que se
encuentra a 500 metros sobre el nivel del mar, con el fin de llevar agua a la ciudad de Xalapa que se ubica a mil 200 metros sobre el nivel del mar, transportándola a lo largo de más de 40 kilómetros; aprovechando la presa para construir una hidroeléctrica y por último hacer una autopista que conecte Xalapa con Córdoba.
Dicho proyecto obligó a los habitantes de los alrededores a reaccionar en defensa del ambiente. José Luis Rodríguez, guía de río en Aventura sin Límite y organizador de la resistencia, narró para REVOLUCIÓN TRESPUNTOCERO en la base que tienen en el centro de Jalcomulco, que el 13 de octubre de 2013 empezaron con el movimiento y desde el 20 de enero de este año se encuentran haciendo guardia las 24 horas, en la carretera Tuzamapan. Cuando llegaron, Odebrecht ya tenía maquinaria trabajando, habían perforado a más de 100 metros de profundidad y con piedras armaron un terraplén que todavía se puede ver a la mitad del río y que planeaban usar como puente para pasar al otro lado.
El primer impulso fue cerrar la carretera a Tuzamapan, donde se ubica el predio Tamarindos, para que los trabajadores de la empresa contratista de la multinacional brasileña no pudieran entrar a laborar, esto funcionó al grado de conseguir que retiraran las maquinas, pero no llamaron la atención de las autoridades, así que taparon la autopista que une a Xalapa con Veracruz y esta vez el gobierno no pudo ignorarlos.
En una mesa de diálogo llevada a cabo en el Congreso del Estado, en la que estuvieron presentes los pobladores, especialistas de la Comisión Nacional de Agua (Conagua), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), los legisladores Fidel Robles Guadarrama, Carlos Ernesto Hernández Hernández, Heber Alan Carballo Salazar, Adolfo Jesús Ramírez Arana y Eduardo Sánchez Macías; los alcaldes de Jalcomulco y Apazapan, Gilberto Ruiz Chivis y Efraín González Flores, respectivamente; el representante de Odebrecht, Gonzalo Andrés Bussalleu Ramírez Llosa, y más autoridades estatales y federales, acusaron a Conagua de ser la responsable de otorgar los permisos para llevar a cabo perforaciones para realizar los estudios del subsuelo. Supuestamente sólo se permitieron cuatro de estos sondeos, pero a lo largo de la caminata que hice con Sandro (el encargado en turno del campamento el día de mi visita) hacia el río, se pueden contar alrededor de 30.
Al principio, entre la urgencia por salvar el río y las 450 hectáreas que se perderían, además de la adrenalina, Sandro, José Luis, Martín Quiroga y sus compañeros hicieron guardias de 50 horas o más. Poco a poco pulieron la organización y ahora cuentan con comités encargados de comunicar las noticias a los pueblos de Apazapan, Jalcomulco, Tejería, Tlaltetela, Barranca Grande, Limones, Llano Grande, Tuzamapan, Cuetzala, Paso Limón, Puente Nacional, La Antigua y las comunidades de Chahuapan , Tigrillos y Cerro Colorado; que juntos suman más de un millón de personas.
Se dividieron en grupos para cubrir las dos guardias, la de 7 de la mañana a 7 de la noche, y la de 7 de la noche a 7 de la mañana. Algunos grupos están conformados por los trabajadores de las empresas y otros van por su cuenta los días que pueden sin cubrir horarios. Las mujeres van cada 15 días, como medida de seguridad ellas no se quedan por las noches, pero se encargan de cocinar los alimentos que se sirven tres veces al día. Para la comida de cada turno se dan 500 pesos. Fue aquí, a media carretera donde probé las crucetas con huevo preparadas en una estufa de leña, los chiles rellenos y capeados con tortillas hechas a mano, las conchas y el café veracruzano. Después de comer es costumbre que cada quién lave su plato y sus cubiertos para no cargarle la mano a las compañeras.
“Hemos tratado de organizarnos de la mejor manera que no sea tan desgastante para nosotros, porque tenemos siete meses luchando todos los días”, explica José Luis al tiempo que contesta el radio que tiene en la mano, para comunicarse con la gente que se encuentra en la carretera.
El campamento cuenta con lonas, una despensa, letrinas y cuartos en los que algunos duermen. Tienen una base de radiocomunicaciones. El resto que no va al predio Tamarindos se encarga del papeleo o trabajan de cerca con los abogados que tienen de su lado. Otros más organizan eventos para recaudar fondos pues “botear” no es suficiente. Durante la pasada Semana Santa hubo un baile en el centro de Jalcomulco en el que tocaron Los Cadetes de Linares y la Sonora Dinamita. La cancha estaba cubierta por plásticos para que nadie pudiera ver el espectáculo sin pagar: 80 pesos la preventa y 100 el día del evento. Dentro y fuera se vendían cervezas y había fiesta en ambos lados. La gente bailaba agarrada de la cintura y las manos dando brinquitos.
El río tiene dos vedas, una de 1935 y otra de 1955, la primera fue otorgada por el presidente Lázaro Cárdenas y dice que no se debe desviar el cauce del río; bajo éstas se amparan los pobladores. También argumentan que las construcciones acabarían con animales como el tucán, pericos, guacamayas, gato montés, ocelote, puerco espín, venado, nutria; y plantas como las orquídeas y la pata de elefante.
Las autoridades les pidieron 40 días para emitir un dictamen luego de la junta que tuvieron con las distintas dependencias y de que éstas hicieran un recorrido por el predio, pero el tiempo terminó a principios de abril y aún no obtienen respuesta. También han intentado hablar con el gobernador Duarte a quien han enfrentado cara a cara y no les ha concedido un espacio.
“Nuestro río no es negociable, tenemos la esperanza de que algún día el gobernador diga que ya no va la presa”, comenta José Luis.
Fotos: Cecilia Suárez