Homozapping / @homozapp
(30 de mayo, 2014).- Entre algunos amigos periodistas, jóvenes y con ganas de renovar el acartonado panorama de la prensa en México, es común tener actitudes como: “a mí la política no me interesa”, “estoy harto de averiguar qué sucede entre los partidos”, “yo busco verdaderas historias humanas”, “el periodismo tradicional no me interesa”, etc.
Frente a este tipo de frases no está de más compartir algunas reflexiones de quien es considerado uno de los mejores columnistas del periodismo contemporáneo en México: Manuel Buendía, que además tuvo la virtud de dejar cientos de escritos sobre sus reflexiones, enseñanzas y autocríticas.
En vísperas de conmemorar un aniversario más del crimen que interrumpió la vida de Manuel Buendía, en mayo de 1984, vale la pena retomar esta selección de reflexiones, publicadas por Omar Raúl Martínez, en el libro Manuel Buendía en la Trinchera Periodística, compilación publicada por la Universidad de Xalapa.
He aquí algunas reflexiones para no olvidar que periodismo y política no son universos separados sino entrelazados por una razón fundamental: ambos tienen una naturaleza social. También algunas frases que retratan con la sencillez y claridad de lenguaje que caracterizó la obra de Buendía, la enorme aventura que representa ser periodista.
Quehacer del Periodista
“El periodista por naturaleza es un ser social activo: no se deja hundir en la pasividad como otros sectores sociales porque en cierta forma es un líder… Aún sin proponérselo, el periodista influye sobre las circunstancias, los hechos y lasconductas políticas, sociales y económicas de su país. En suma, considero que el auténtico comunicador social es también un auténtico líder, un dirigente: es un periodista especializado. Pero más que eso: además es un conductor: es un hombre que mueve voluntades desde su mesa de trabajo; es un hacedor de dirigentes; es un disparador de revoluciones; es el ‘hombre que se necesita’…
“Pero ese conductor social, para serlo, debe tener los pies perfectamente afincados en la realidad, y ser un hombre profundamente humilde aunque ello parezca un terrible contraste…
“Se supone que el periodista es un observador adiestrado para tener los ojos y los oídos, el criterio y el sentido común de muchas personas, de suerte que lo que él observa, lo que él traslada a sus cuartillas concuerda con el criterio de mucha gente”.
Periodismo y Poder
“El periodismo es definitivamente una forma de poder. Eso es real. Se ejerce poder a través de la prensa. Los periodistas podemos inducir y modificar ciertas conductas sociales, del gobierno y de los grupos políticos. Influimos en los mecanismos de la sociedad. Ejercemos un poder. Nada más que yo me preguntaría, con otros que se lo han preguntado antes, ¿quién diablos nos dio ese poder? ¿Lo tomamos por asalto? ¿Lo heredamos?
“Yo creo que el único poder legítimo es aquel que dimana o procede de un mandato popular. Ahora bien, ¿cuál sería la forma de legitimar el poder que tenemos los periodistas? A través de la declaración explícita de nuestras finalidades y del cumplimiento estricto de esa declaración. No podemos estar tranquilos mientras en nuestro país pueden funcionar poderes espurios, poderes usurpados, téngalos quien los tenga. Esto es muy grave. De ahí, pues, que quien ha accedido a ese poder, lo haga bajo títulos claros, y luego muestre con humildad el sentido que le da a ese poder y lo legitime en su ejercicio…
Crisis de la Prensa
“La crisis de la prensa, que es evidente, es una expresión de la crisis que en una forma total está viviendo nuestro país. Siempre los estados críticos se manifiestan a través de los puntos más sensibles del organismo social y uno de sus puntos más sensibles es su prensa.
“La crisis del periodismo mexicano es múltiple. Es una crisis empresarial porque como empresas están en jaque varios periódicos, otros la están pasando muy mal económicamente y algunos más han desaparecido… Hay una deficiente formación de muchos periodistas, hay mucho arribismo, hay mucha improvisación. Hay falta de espíritu y, desde luego, abandono de las normas éticas.
Periodismo impreso y televisivo
“-¿Usted piensa que algún día el periodismo escrito sea rebasado o suplantado por la televisión?
“-Yo creo que jamás ocurrirá eso, porque son medios complementarios. Pues no hay información cabal ni en la televisión, ni en la radio, ni en la prensa, sino que se complementan. Los medios electrónicos, radio y televisión, son de una gran instantaneidad pero de superficie, como todos los fenómenos instantáneos que van con una velocidad extraordinaria.
“-Pero también se meten profundamente, porque la influencia de la televisión es indudable…
“-Sí, pero van como rebanando horizontalmente a la sociedad. Pero calar verticalmente en la profundidad y la serenidad del juicio, y proclamar la excelencia del raciocinio, eso solamente lo hacen las letras impresas. Hay una región del espíritu, del entendimiento humano en dónde sólo la letra impresa tiene que decir la última palabra, no los medios instantáneos, no los medios subliminales electrónicos, no. Sólo la letra impresa accede a ciertos rangos del entendimiento humano”.
Vanidad y Mediocridad
“Pienso que los periodistas somos muy dados a la autocomplacencia y muy poco a la autocrítica; y desde luego, la sola posibilidad de que otros nos enjuicien nos parece una ofensa intolerable.
“Somos muy dados a la autocomplacencia porque –cual seres de escaparate- solemos ser profundamente vanidosos. Periodista que diga que no es vanidoso, una de dos: o no es periodista, o es mentiroso. La vanidad es uno de los grandes motores de nuestra conducta personal. A veces por pura vanidad solemos acometer hazañas que hasta nos pueden dar fama de valientes. Y claro, instalados en la autocomplacencia no nos damos cuenta de que nuestros conocimientos, nuestras técnicas de investigación y de redacción se van quedando atrás, van siendo obsoletas, y como estamos instalados en la obsolescencia y en la autocomplacencia, no nos damos cuenta tampoco de que comienza a formarse en nuestro espíritu una herrumbre, una pereza mental que nos hace suspender la curiosidad innata que debería perdurar toda la vida… He conocido jóvenes reporteros de 70 años y ancianos periodistas de 22, 23, 25 años…
“No hay enemigo más peligros que la secreta fraternidad de los mediocres. Están en todas partes, se reconocen, de piel a piel, se sienten entre ellos. Un mediocre sabe bien quién es poca cosa y en corto tiempo –me refiero concretamente a lo que ocurre en las redacciones- forman una silenciosa, pero eficiente y muy pugnaz falange de la medianía… La primera ley de los mediocres es la consigna de destruir a los que no lo son. Para pasarla bien, sin sobresaltos, tranquilos, no hay nada como ser medianos…
“Pero hacer votos contra la mediocridad implica conocer y asumir lo que esto significa. Significa renunciar al descanso que otros disfrutan tan placenteramente. Significa hurtar horas al sueño para dedicarlas a la lectura y al estudio. Significa una búsqueda incesante. ¿De qué? De todo. Exactamente de todo. Repito: la formación del periodista jamás concluye”.