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Andrew Wiles gana el premio Abel por demostrar el último teorema de Fermat

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La Academia Noruega de Ciencias y Letras ha resuelto este martes conceder el Premio Abel 2016 a Sir Andrew J. Wiles (Cambridge-Reino Unido, 1953), un matemático adscrito a la Universidad de Oxford, “por su impresionante demostración del último teorema de Fermat mediante la conjetura de modularidad para las curvas elípticas semiestables, iniciando una nueva era en la teoría de números”.

El útimo teorema del francés Pierre de Fermat presenta una sencilla relación de números enteros. Asegura que, cuando n es mayor que 2, no hay tres enteros positivos xy y z que cumplan la igualdad xn+yn= zn.

“Andrew Wiles coronó una de las cumbres más deseadas de las matemáticas, por su relevancia histórica y por su importancia en el desarrollo de la disciplina”, afirma Antonio Córdoba, director del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT), que pudo celebrar con Wiles la resolución del resultado en 1994 en la Universidad de Princeton.

“Su trabajo puso punto final a una carrera iniciada por Fermat tres siglos y medio antes, en la que participaron de forma decisiva otros matemáticos como André Weil, Gorō Shimura y Yutaka Taniyama”, añade.

A estos tres matemáticos se debe la conjetura de Weil-Shimura-Taniyama, que se refiere a las formas modulares, un área de la matemática en principio sin relación con el teorema de Fermat. Sin embargo, los matemáticos Kenneth Ribet y Gerhard Frey observaron una conexión entre ambos problemas. “Ahí empezó la aventura de Wiles para resolver el que era el problema de su infancia”, afirma Córdoba.

Wiles se topó con el último teorema de Fermat a los 10 años. Desde aquel momento, declaró, “supe que nunca me desprendería del problema. Tenía que resolverlo”, según el comunicado de la Academia Noruega de Ciencias. Para ello dedicó siete años, dicen que en completo aislamiento, a la demostración de un caso de la conjetura de Weil-Shimura-Taniyama, a partir del cual se deducía el último teorema de Fermat.

La primera prueba que presentó, en 1993, resultó contener un error. Pero tras casi dos años de duro trabajo junto a Richard Taylor consiguió enmendarlo. En 1994 entregó la resolución completa del problema. El Comité del Premio Abel considera que “son pocos los resultados que tienen una historia matemática tan rica y una demostración tan espectacular como el último teorema de Fermat”. Según el Comité, fue “el problema más famoso sin resolver en la historia de esta materia”.

La historia del resultado comenzó tres siglos antes, cuando el matemático Pierre Fermat planteó el problema, al leer en 1637 un ejemplar de Arithmetica de Diofanto de Alejandría, en la que se hablaba del teorema de Pitágoras. Entonces escribió: “he descubierto una demostración maravillosa de esta afirmación. Pero este margen es demasiado estrecho para contenerla”. Sin embargo, la prueba no resultó ser tan sencilla como sugería Fermat.

“El problema es especialmente importante por el gran volumen de matemáticas que nacieron a raíz de su resolución: la teoría de números ideales, el estudio de cuerpos algebraicos…”, señala Córdoba.

Una Medalla Fields de plata

Este premio supone por fin el merecido reconocimiento a un matemático que se quedó a las puertas de la Medalla Fields. Cuando presentó la primera demostración todavía no había cumplido los 40 años, la edad máxima que pueden tener los matemáticos premiados. Sin embargo, en los dos años que tardó en dar con el resultado correcto, ya había pasado esta edad y no pudo recibir el galardón. En 1998 se le entregó una medalla Fields de plata (el IMU Silver Plaque, que es la única vez que se ha dado) en compensación y ahora, en 2016, obtiene el Abel.

El Premio Abel es un reconocimiento internacional a toda una carrera científica en el campo de las matemáticas, otorgado por la Academia de Ciencias y Letras, en base a las recomendaciones del Comité Abel. Desde 2003 el premio se concede anualmente, y está dotado con unos 600.000 euros.

El presidente de la Academia noruega, Ole M. Sejersted, ha hecho público este martes el veredicto, aunque el galardón no será entregado hasta el próximo 24 de mayo de la mano del príncipe heredero noruego Haakon Magnus, cuando se celebre la ceremonia en Oslo.

El premio, de carácter anual, se considera el equivalente al Premio Nobel de matemáticas, y se otorga a matemáticos que realizan “contribuciones de extraordinaria profundidad e influencia” en esta ciencia.

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