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Ante la contaminación del aire, omisiones y desinterés por parte del Gobierno de la Ciudad de México

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Valentina Pérez Botero / @vpbotero3_0

 

El primero de enero, la capital mexicana amaneció inmersa en una espesa bruma gris, el preámbulo de lo que sería la calidad del aire el resto del año: en los últimos 15 días la Secretaría de Medio Ambiente ha decretado tres precontingencias ambientales.

El viernes 3 de mayo, Miguel Ángel Mancera adució esto a que “ha habido poco viento y falta de lluvias que ayuden a dispersar los contaminantes”.

Aunque los factores que apunta la nueva administración de la ciudad son ciertos, los problemas medioambientales de la ciudad son históricos y, al parecer, ha pasado década tras década sin ser resueltos. Los altos índices de contaminación obligaron a las autoridades a crear un instituto para la vigilancia y monitoreo ambiental  hace más de 40 años  que se concretó, específicamente, en la creación del Sistema de Monitoreo Atmosférico (Simat).

Los últimos días, la preocupación ha sido por el Ozono (O3) un contaminante primario que surge ante el uso cotidiano de combustibles fósiles. Entre sus afecciones a la salud humana se encuentra la tos, la reducción de la capacidad pulmonar en 20 por ciento, mareo, irritación de mucosas, entre otras.

En una ciudad que alberga más de 8.8 millones de personas y que tiene una población flotante de casi 11 millones, expertos en la materia aseguran que, a pesar de la frecuencia con la que se han decretado las precontingencias, quizá por la edad de los aparatos y la nula información que se tiene sobre su mantenimiento, podrían ser más.

De acuerdo con la organización el Poder del Consumidor en 2012 se registraron 14mil 700 muertes vinculadas a la contaminación  atmosférica.

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