Por: Valentina Pérez Botero
Twitter: @vpbotero3_0
La historia empezó en 1990. David Milarch y sus hijos Jake y Jared han recolectado desde entonces muestras genéticas de los árboles más antiguos de Estados Unidos. Su quehacer diario consiste en crear un banco de información que reproduce –clona– los árboles con el fin de reforestar el mundo con plantas que cuentan con un bagaje genético de miles de años y capacidades extraordinarias de captación de CO2.
La asociación Archivo Arcángel Antiguo de Árboles (AATA, por sus siglas en inglés) sintetiza la intención de la familia Milarch y expande la acción de su natal Míchigan a Australia, Nueva Zelanda, Gran Bretaña, Irlanda, Canadá y Alemania.
Los árboles plantados fueron “hechos” en el laboratorio de AATA y aunque tienen sólo 48 centímetros de altura, la esperanza es que el 10 por ciento llegue a la vida adulta y pueda contribuir a revertir el cambio climático. “Debemos reforestar el planeta; es imperativo, algo que tiene sentido para utilizar los árboles más grandes, los más antiguos, más representativos que hayan vivido”, explica David.
El trabajo de la fundación abre la posibilidad a la clonación en masa de árboles, lo que podría ser una solución factible para la reforestación de amplias zonas.