Redacción / @Revolucion3_0
(24 de septiembre, 2013).- Nueve restos humanos yacen, con rastros de tortura y desmembrados, en los congeladores del Instituto de Ciencias Forenses en el Distrito Federal mexicano. Sus padres se niegan a reconocer el peritaje que liga a sus hijos, los jóvenes que fueron raptados del bar Heaven el 26 de mayo, con los cuerpos que se encontraron tres meses después en el Estado de México. Exigen una opinión externa.
Bajo asbesto, cemento y cal, el 22 de agosto de 2013 la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal informó, primero a medios que a los familiares, que los 13 cuerpos hallados en la fosa clandestina de la hacienda La Negra en Tlalmanalco, Estado de México, podrían pertenecer a los 12 jóvenes sustraídos del antro de la Zona Rosa.
Lo que la autoridad del Distrito Federal ignoró es que su reputación de “Capital Segura” se enterró bajo la ineficiencia del “Caso Heaven”. El eslabón de que los cuerpos ya adjudicados a las víctimas del levantón sigan en posesión oficial sólo refleja la falta de credibilidad, por parte de los familiares que vivieron todo el proceso, de la confiabilidad de la autoridad.
Nunca existió la posibilidad de encontrarlos con vida. Los jóvenes levantados fueron privados de su libertad, transportados al Estado de México y asesinados; todo el mismo día. Durante 2 mil 160 horas los familiares albergaron una esperanza estéril que se alimentó de las promesas del jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, y del procurador capitalino, Rodolfo Ríos Garza.
El móvil del secuestro fue explicado por las autoridades como una venganza entre bandas de narcomenudeo, y la familia se preocupó por la posible criminalización de sus hijos, su procedencia –el barrio de Tepito, famoso por el mercado de piratería–, su estrato social, y el vínculo de dos de los implicados con la jerarquía de la banda Unión Tepito –Jerzy Esli Ortiz, hijo de Jorge Ortiz “El Tanque”, y Alejandro Said Sánchez, hijo de Alejandro Sánchez “El Papis”.
El homicidio de las 13 personas del caso Heaven se vinculó al asesinato, previo, de “El Chaparro”, Horacio Vite Ángel, narcomenudista de La Unión Insurgentes/Condesa en el bar Black.
A un mes de que los cuerpos fueron encontrados, la Procuraduría sigue dictando órdenes cautelares contra presuntos vinculados en el homicidio. Van 17 detenidos. 10 bajo arraigo y siete ya tienen proceso penal; de éstos, tres son policías capitalinos.
Ahora sus familiares saben que ni fueron llevados a Veracruz, como se dijo, y ni siquiera vivieron más de 12 horas después de haber perdido comunicación con ellos. Los asesinos, ahora confesos, siguieron un patrón claro: primero mataron a los ochos hombres y después a las 5 mujeres.
