(16 de marzo, 2016. Hablemos de Sexo / Revolución TRESPUNTOCERO).- Mi novio contesta con un sí rotundo. “Por supuesto que me tomaría yo las píldoras anticonceptivas… si existieran”.
La medicina está a punto de cumplir con sus expectativas con un gel llamado Vasagel que se inserta en los ductos que llevan el esperma y no permite que los espermatozoides abandonen el cuerpo durante la eyaculación.
No es exactamente una pastilla sino algo mucho mejor: el gel puede hospedarse en el cuerpo durante diez años, pero también se puede lavar con otra inyección cuando él decida que quiere tener hijos. Las pruebas (todavía preliminares) han mostrado una efectividad del 99.9%, sin evidenciar ningún efecto secundario.
Se espera que en el 2018 ya esté a la venta, según reportan varios diarios ingleses, pero todavía hace falta un actor importantísimo: una casa farmacéutica que quiera desarrollar el producto. ¿Cuán difícil es ello? Quizás mucho.
Los tabúes todavía son tan amplios que hacer un producto en masa para que los hombres-machos-masculinos-proveedores dejen de esparcir su esperma por el mundo podría parecer descabellado para algunas gigantes farmacéuticas.
Por suerte, contra esos estereotipos existen los datos: ya hay estudios que muestran que una buena parte de los encuestados hombres están deseosos de que aparezca un método efectivo que puedan aplicar en ellos mismos y que sea reversible.
Entre mis amigos, por ejemplo, he visto una reacción positiva cientos de veces.
ELLOS DICEN QUE LA INEXISTENCIA DE UNA FORMA PRÁCTICA PARA EVITAR EL EMBARAZO DESDE SUS PROPIAS TRINCHERAS ES BASTANTE INJUSTO PARA LOS HOMBRES.
En este momento existen decenas de métodos anticonceptivos para mujeres y solo un par realmente efectivos para ellos: el condón y la vasectomía. El primero, tan efectivo como resbaladizo (un movimiento en falso y quedamos embarrados, literalmente); y el segundo, permanente.