Por: Valentina Pérez Botero
Twitter: @vpbotero3_0
A principios de año, la capital china estuvo varios días inmovilizada por los altos grados de contaminación ambiental. Los estándares del aire sobrepasaron 40 veces los niveles de polución permitida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ahora, más que un problema ambiental, su rápida industrialización y carencia de manejo de recursos se tradujo en un asunto económico: China perdió 2.5 por ciento de su PIB por la contaminación.
José Luis Samaniego, director de la división de desarrollo sostenible y asentamientos humanos de la CEPAL, lo dijo hace unos meses en el foro México 2013 al referirse a las economías no sustentables: “están perdiendo de uno a cuatro puntos porcentuales del PIB potencial por el cambio climático”. Ahora, un estudio realizado por el Ministerio de Protección Medioambiental confirma que las pérdidas directas por contaminación del país asiático se han doblado desde 2004 y ascienden a más de 176 mil millones de dólares.
A pesar de la enorme cifra de dinero, los especialistas en la materia dicen que los daños están subestimados: son incompletos los estudios del impacto en ecosistemas y no se consideró el gasto económico que deriva de los problemas de salud en la población.
Aunque el gobierno ha dicho que buscará reconciliar el crecimiento económico con la protección ambiental, aún no se ha detallado ningún plan de acción concreto para revertir este fenómeno.