En pasadas semanas se llevó a cabo, en el Congreso del Estado de Querétaro, un ejercicio de comparecencia de servidores públicos sin precedentes, y no porque fuese novedoso, pues se trata de un acto constitucional, sino porque aún existiendo como una atribución del Poder Legislativo, nulos habían sido los intentos por llevarlo acabo en la realidad.
De acuerdo con la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Querétaro, una de las facultades de la Legislatura es la de citar a comparecer a los servidores públicos o funcionarios de las dependencias, organismos del Ejecutivo, del Judicial, de los Municipios, de las entidades paraestatales, organismos autónomos y cualquier otra entidad pública (Art. 17 f. XVI).
Con pleno conocimiento de lo anterior, el 10 de marzo se solicitó la comparecencia de dos funcionarios públicos pertenecientes al Poder Ejecutivo del Estado de Querétaro, con la finalidad de informar y esclarecer los hechos, tan lamentables, ocurridos el 05 de marzo en el Estadio Corregidora, pues gran parte de la ciudadanía se encuentra consternada por los acontecimientos, exigiendo respuestas a las grandes interrogantes que han quedado en el aire sin tener información clara y precisa.
Aunque dicha solicitud levantó ámpula en mas de algún político y política, lo cierto es que dejando de lado la cuestión partidista, la petición fue legítima y apegada totalmente a derecho. Sin embargo, pareciera que aunque México ha tenido avances importantes en temas de Gobierno Abierto, Transparencia, Acceso a la Información y Rendición de Cuentas, este tipo de ejercicios siguen percibiéndose como actos de exhibición pública y linchamiento mediático con el objetivo de manchar y terminar con la carrera política de algún funcionario.
Lo cierto es que con la Constitución en mano, los servidores y funcionarios públicos tenemos no solo la responsabilidad ética, sino legal de cumplir con nuestro trabajo, ser transparentes con la información que manejamos, así como rendir cuentas de nuestras decisiones, acciones y omisiones.
Recordemos que en el servicio público, lo que hacemos, no hacemos o dejamos de hacer, tiene una repercusión directa en la vida de millones de personas, y esas personas cada día están más atentas de nuestro actuar. La información fluye cada vez más rápido y es más directa. Las redes sociales se han vuelto el mejor amigo de la ciudadanía, y para nosotros, la forma de medir la percepción y opinión de nuestro trabajo. Quién no tiene la humildad para escuchar (ahora leer) el sentir de la ciudadanía y atenderle, está destinado a caminar a ciegas, equivocarse y condenar la vida de las personas a las que juramos proteger.
– Andrea