(19 de mayo, 2014).- El esquema del Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo se debe someter a una restructuración para no convertirse en una especie de tesorería que mantenga el gasto corriente, pues de suceder así, México será cada vez más un país más pobre, afirmó Mario Delgado, senador del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Y es que para el legislador del sol azteca, en el diseño del Fondo existe una gran contradicción, pues se pretenden alcanzar metas de estabilización y en segundo plano un ahorro, ya que la prioridad de la administración peñanietista es que la reforma energética les facilite la producción petrolera en el menor tiempo posible la cual les permita conservar su ritmo de gasto.
Como ejemplo, Delgado quien participó en la mesa de debate del Fondo Mexicano realizado en conjunto por la Fundación Friedrich Ebert (FES) y el Grupo Parlamentario del PRD, indicó que desde el año 2000 se ha logrado poco impacto económico en el gasto público debido a que los recursos se destinan en mayor medida al gasto corriente
Durante su participación, el legislador explicó que los verdaderos fines de este proyecto es la creación de una Tesorería paralela que le permita el gobierno federal manipular en secrecía los recursos que se obtengan de los nuevos contratos que se pretende entregue Petróleos Mexicanos (Pemex), y así como dejar en segunda instancia el ahorro a futuro.
Asimismo, expresó que otro de los propósitos del Estado es recaudar más dinero que sirva en primer lugar para mover la economía nacional y por ende legitimar la aprobación de la Reforma Energética, en detrimento de los campos petroleros que Pemex pretende otorgar, mismos que se malbaratarían.
Por su parte, el académico Rogelio Ramírez de la O, quien también fungió como ponente y presentó un análisis, consideró que como en años anteriores el petróleo era utilizado para el gasto y no para el ahorro de lo que el propio recurso generaba, esto fue tomado como estimulación para quienes promovieron la Reforma estructural. “Si se extrae realmente debería convertirse en activo y no fluir como gasto que finalmente llegue a proyectos de inversión”, aseguró el catedrático.