Valentina Pérez Botero / @vpbotero3_0
(23 de mayo, 2013).- Los síntomas llevan a la causa: ojos llorosos, mucosas irritadas que nos llevan a afirmar “es la contaminación”. Aunque no se puede ver a corta distancia, ni oler ni asir, se relaciona con la omnipresencia de los residuos de la actividad humana: partículas tóxicas y ozono; ambos altamente perjudiciales para la salud.
La situación ambiental en México es preocupante: de los primeros 100 días del 2013, ni el Valle de México, ni Toluca ni Mexicali, ni Puebla han tenido un solo día con aire limpio. Todos los indicadores de contaminación han rebasado los estándares internacionales que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las organizaciones sociales Bicired-Bicitekas, GDL en Bici, Pueblo Bicicletero, Bici Verde, la Red por los Derechos de la Infancia en México, El Poder del Consumidor y Fundación Tláloc encontraron que la ciudad más contaminada de México es Mexicali, seguida de Puebla, Monterrey, Toluca y el Distrito Federal.
Y los estándares de contaminación se agravan ante la poca información sobre los efectos en la salud y la falta de oportunidad con la que se da a conocer a la ciudadanía. A estas organizaciones de la sociedad civil se le suma el Clean Air Institute, que asegura “Indispensable fijar estándares de calidad del aire con objetivos explícitos de política pública, e implementar un monitoreo efectivo”.
La calidad del aire en México corresponde a la poca supervisión -hasta junio de este año se obligará a 33 ciudades con más de 500 mil habitantes a instaurar centros de monitoreo- y a la falta de homologación con los estándares internacionales, que son mucho más estrictos.
Aunque el panorama mexicano puede sonar -y verse- gris, Venezuela, Bolivia y Perú lo superan en contaminación de acuerdo con el último estudio de la OMS realizado en 2011. De acuerdo con cálculos del Clean Air Institute en América Latina y el Caribe, más de 100 millones de personas están expuestas a calidades de aire que no cumplen los estándares internacionales.
Las repercusiones en calidad de vida, salud y economía equivalen a una pérdida para la región que va desde 2 a 6 mil millones de dólares anuales, sin contar que de las 2 millones de personas que mueren anualmente por contaminación, según la OMS, más de la mitad suceden en países en vía de desarrollo.
En lo que va de la semana, el Distrito Federal ha estado dos días por ozono.