Por: Valentina Pérez
Tw: @vpbotero3_0
La renta de tierras en Baja California Sur (BCS) tiene preocupados a los propietarios por la degradación constante que sufren: entregan hectáreas cultivables y reciben metros cuadrados inservibles.
El continuo abandono del campo, detonado a nivel federal por la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y el paulatino desmantelamiento del aparato de apoyo al desarrollo rural en México, ha tenido como consecuencia una serie de medidas que no mejoran la producción ni la calidad de vida de los campesinos.
Cultivos como la naranja y el tomate, por ejemplo, están sujetos a calamidades climáticas de Estados Unidos, pues es sólo ante una pérdida de cosechas en el norte que la producción mexicana tiene posibilidad de penetrar.
También en BCS se fomentó el uso de invernaderos para la producción, pero los campesinos no reportaron aumento en ganancias que compensen la inversión en infraestructura, fertilizantes y pesticidas; además del daño que dicen ocasiona a sus tierras.
La imposibilidad de cultivar sus terrenos ha llevado a que los campesinos propietarios sean ahora jornaleros de sus tierras. A últimas fechas el ingreso de grandes compañías de siembra de papa, aumentó la demanda de alquiler de terrenos.
