(6 de mayo, 2014).- Hace una semana, el cineasta mexicano Alfonso Cuarón cuestionó a Enrique Peña Nieto acerca de la reforma energética, provocando la atención de las redes sociales, donde una gran cantidad de usuarios se manifestó con las mismas inquietudes al respecto.
Luego de una ambigua respuesta por parte del Ejecutivo, que pareciera cerrar el tema definitivamente, vino una ‘secuela’ de Cuarón en la que lanzó una “última pregunta: ¿por qué no debatir?”, en donde propuso que se llevaran a cabo tres debates, transmitidos en televisión abierta y con amplia cobertura, invitando a expertos de los temas relacionados con la cuestión energética, para dar a conocer los puntos a favor y en contra de dicha ley.
Ahora, ha surgido una especie de intermediario que intenta frenar justamente ese diálogo, el cual, a voz de muchos ciudadanos, pedía el cineasta.
El senador priista, David Penchyna, ha declarado que la discusión sobre las leyes secundarias de la reforma energética “no es una película”, sino un proceso legislativo; un asunto de la vida real.
Penchyna, también presidente de la Comisión de Energía, expresó que “la misiva del señor Cuarón es muy respetable, pero no deja de ser un mexicano más”, asegurando también que “la discusión está en la cancha del Poder Legislativo”.
“Tenemos muchas solicitudes que nos llegaron mucho antes que las de Cuarón, pero será una decisión que se tome en la Comisión, ya sea por mayoría o por consenso”, continuó el priista.
Entre las razones que dio para esta negativa, Penchyna argumentó que la Comisión no cuenta con suficiente presupuesto que le permita llevar a cabo la transmisión de un debate en vivo sobre la reforma.
No obstante, “no hay una sola sesión de la Comisión que no sea pública y prácticamente todas se han transmitido en el Canal del Congreso”, manifestó. “Ahora que si hay alguna cadena que lo quiera transmitir, pues que lo haga”, dijo sin reparos, deslindándose de la situación.
A modo de ataque más directo, Penchyna buscó aclararle a Cuarón que su sugerencia de iniciar una discusión “carecía de sentido”, pues a su decir, el debate energético comenzó desde el año pasado, aunque la población no tenga acceso ni derecho a opinar o involucrarse en el proceso.
“Alguien le tiene que avisar que esto ya avanzó”, dijo el senador, asegurando que existen tres mil páginas donde se detalla todo lo que se ha discutido en los foros.
Y en un esfuerzo por reiterar su desaprobación ante la propuesta de Cuarón, volvió a decir: “No es momento de abrir la discusión desde su origen, ya hubo un debate muy intenso. Tal vez sea el tiempo de puntualizar o de hacer precisiones, tal vez”.
Finalmente, Penchyna informó que ya existe una ruta para la discusión de la reforma, la cual consistirá en mínimo seis foros regionales, así como reuniones con los representantes del sector productivo nacional; es decir, de manera cerrada como hasta ahora, y sin admitir la participación ciudadana.
Esta actitud, más que solucionar o frenar preguntas como las que ha manifestado Cuarón, en nombre de una inconformidad e incertidumbre generalizadas, suscita que el “¿por qué no debatir?” no sea la última pregunta, ni el cineasta el último mexicano en cuestionar los planes peñistas.