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Desentrañando la “Ciencia Perdida” Latinoamericana

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En el tapiz cultural y científico de Latinoamérica hay hilos que han sido perdidos, olvidados o dejados de lado. Estos hilos representan el vasto conocimiento y potencial científico de una región rica en historia y talento. Al abordar el concepto de “ciencia perdida” en Latinoamérica, es esencial considerar tres aspectos fundamentales que han moldeado su panorama científico actual.

    • El Legado de los Conocimientos Precolombinos

La era precolombina en Latinoamérica estuvo marcada por civilizaciones avanzadas en campos como la astronomía, la agricultura, y la ingeniería. Sin embargo, con la llegada de los colonizadores europeos y los consiguientes cambios culturales, mucho de este conocimiento ancestral se perdió o fue subyugado. Esta pérdida no solo representa un vacío en nuestro entendimiento histórico, sino también una desconexión con métodos y prácticas que tenían un profundo respeto y entendimiento del entorno natural.

    • La Fuga de Cerebros: Un Éxodo de Talento

Otro aspecto crítico de la “ciencia perdida” en Latinoamérica es la fuga de cerebros. Talentosos científicos e investigadores, enfrentando la falta de oportunidades, financiamiento y reconocimiento en sus países de origen, se ven obligados a emigrar en busca de mejores horizontes. Este fenómeno no solo representa una pérdida para los países de origen en términos de talento y experiencia, sino que también alimenta un ciclo de dependencia científica y tecnológica de las naciones desarrolladas, debilitando el desarrollo autónomo de la región.

    • Disminución en Inversión y Apoyo a la Ciencia

Finalmente, la disminución de la inversión y el apoyo a la ciencia y la investigación en Latinoamérica conduce a una merma en el potencial científico y tecnológico de la región. Este declive no solo afecta la capacidad de innovación y desarrollo, sino que también tiene un impacto directo en la solución de problemas locales y en la contribución de Latinoamérica al conocimiento científico mundial.

Estos tres aspectos de la “ciencia perdida” en Latinoamérica nos invitan a reflexionar sobre cómo podemos reconectar con el conocimiento ancestral, retener y nutrir nuestro talento local, y revitalizar el apoyo a la ciencia y la tecnología en la región. Al hacerlo, podemos dar un paso hacia adelante en la reconstrucción y fortalecimiento de un panorama científico vibrante y autónomo en Latinoamérica. Son problemas con los que se han enfrentado muchos países en Latinoamérica, pero no son los únicos. Actualmente se tienen otros problemas que deben solucionarse con un enfoque progresista y heterodoxo. Citamos los que consideramos los más importantes y a su vez una posible solución.

    • La ausencia de Latinoamérica en el escenario científico global

Una voz silenciosa en el concierto de la ciencia mundial es la de los científicos latinoamericanos. Poco se escucha de ellos en los principales medios de comunicación y publicaciones científicas de habla inglesa. Esta ausencia no es una mera coincidencia geográfica o cultural, sino una consecuencia de preconcepciones y la falta de interés de la audiencia internacional. Las investigaciones y descubrimientos de la región a menudo se ven eclipsados o mal interpretados por un enfoque paternalista que no reconoce la rica diversidad y profundidad del conocimiento científico latinoamericano. ¿Cómo podríamos solucionarlo? La clave quizá está en construir puentes. Fomentar la colaboración entre periodistas y científicos latinoamericanos con sus homólogos internacionales puede aumentar la visibilidad y el reconocimiento de la ciencia de la región. Asimismo, es esencial una narrativa que respete y celebre la singularidad de Latinoamérica, presentando sus contribuciones científicas de manera auténtica y respetuosa.

    • Desafíos en las políticas de ciencia, tecnología e Innovación

En un contexto de estancamiento económico y descenso en las actividades de investigación, particularmente en países como Argentina y México, Latinoamérica enfrenta el reto de revitalizar su ciencia y tecnología. Las políticas en la región aún no han logrado integrar completamente la necesidad de un sistema de innovación robusto, que sea incluyente y de beneficio social. Desde periodos de gobierno anteriores, la tendencia a adoptar políticas extranjeras sin adaptarlas a las necesidades locales limitó su eficacia. En México, en los anteriores sexenios, la corrupción y el abuso al presupuesto público destinado a la producción científica y tecnológica han marcado el detrimento y falta de crecimiento en la producción científica y tecnológica de alto impacto. Además, se olvidó de las humanidades yde la innovación. El actual CONAHCYT ha reformado la ley general en materia de humanidades, ciencia tecnología e innovación. Esta hace un parteaguas sobre las políticas públicas del periodo neoliberal en México. Apenas en mayo de este año, 2023, se aprobó dicha ley. Los resultados se verán en los años venideros. La agenda futura en humanidades, ciencia, tecnología e innovación debe considerar un enfoque más autóctono en la elaboración de políticas, que ponga énfasis en la innovación social y en el desarrollo sostenible. Es vital también reconocer y valorar los sistemas de conocimiento locales e indígenas, integrándose en la ciencia y tecnología. Una planificación a largo plazo y el establecimiento de una confianza sólida con la ciudadanía para que los beneficios se divulguen y sean apropiados por el pueblo. La comunidad académica y científica debe abandonar su torre de cristal, las élites no son progresistas.

    • Mejora de condiciones y colaboración en la ciencia

La ciencia en Latinoamérica se enfrenta a barreras regulatorias y logísticas que limitan su desarrollo. La falta de un marco regulatorio eficiente y los obstáculos administrativos impiden el avance científico rápido y eficaz. Además, la ciencia en la región ha sido mayormente reactiva, en lugar de proactiva, ante desafíos como los presentados por la pandemia de COVID-19. La colaboración científica regional también es esencial, especialmente para enfrentar fenómenos que no respetan fronteras geopolíticas. México, con su primer gobierno progresista, debe retomar el liderazgo que alguna vez tuvo. Las élites generadas en el periodo neoliberal deben ser desarticuladas para beneficio de todo el país. La mejora del marco regulatorio para la ciencia que se ha hecho era una necesidad urgente. Además, se necesita fomentar la inversión en humanidades, ciencia, tecnología e innovación con una visión proactiva, la cual puede ayudar a anticipar y mitigar futuros desafíos. La promoción de programas que fomenten la colaboración científica regional no solo es beneficioso para enfrentar crisis, sino también para potenciar el desarrollo humanístico, científico, tecnológico y la innovación y apropiación de sus frutos para toda la sociedad.

En el corazón de México, una nación rica en historia y cultura, resuena un eco de posibilidades y esperanzas. A pesar de los desafíos presentados por la “ciencia perdida”, México se encuentra en una encrucijada de oportunidades para reavivar su legado científico y cultural. Imaginemos un futuro donde los conocimientos ancestrales se entrelazan con las innovaciones modernas, donde los jóvenes científicos e investigadores encuentran en su tierra el suelo fértil para florecer, y donde la inversión en humanidades, ciencia, tecnología e innovación refleja el resplandor de una nación decidida a marcar su huella en el mundo. Este futuro no es una utopía lejana, sino una realidad alcanzable, una que se construye con cada paso firme hacia el reconocimiento y la valoración de nuestro potencial científico. En México, el espíritu indomable y el rico legado cultural son el fundamento sobre el cual se puede erigir un renacimiento científico, lleno de promesas y descubrimientos, iluminando el camino hacia un mañana lleno de conocimiento, innovación y orgullo nacional.

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