Los pobladores vecinos del Lago Ypacaraí se niegan a abandonar la zona pese a advertencia del gobierno paraguayo de la toxicidad del agua y su imposibilidad para utilizarla en la cotidianidad. Los habitantes se resguardaron en que la recomendación de la Dirección de Toxicología no fue de carácter obligatorio, pues la contaminación, además del mal olor denunciado y las algas tóxicas que desarrolló, aún no causa daño orgánico.
Desde septiembre pasado las autoridades advirtieron del crecimiento de este tipo de algas debido a los desperdicios industriales vertidos en el lago, y fue hasta enero 30 que el gobierno solicitó a la fiscalía que procesara a 194 empresas presuntamente responsables del daño ambiental.
El lago, ubicado a 50 kilómetros de Asunción, es considerado un lugar predilecto para vacacionar y representaba para la región ingresos por turismo, fuente de agua y aprovechamiento por pesca; todas estas actividades fueron suspendidas a raíz del dictamen del gobierno.
El gobierno ha tratado de mitigar el impacto a través del uso de peróxido de hidrógeno, pero expertos ecologistas se han pronunciado en torno a que el problema no se podrá solucionar hasta que no se resuelvan las causas de fondo: los desperdicios industriales.
Con información de Última Hora
