spot_img
spot_img

Deuda pública y privada: esclavizando a México

- Anuncio -

esclavizando a mexico

Hay dos maneras de esclavizar un país, por medio de las armas o de la deuda; aunque la deuda se divide en deuda pública y en deuda privada, ambas son pagadas por el pueblo. Cada año la deuda pública aumenta sin control alguno, en 2014 se finalizó con 509,690 millones de pesos. Una expansión muy por debajo del crecimiento anual promedio.

Todas la entidades que conforman el territorio nacional, en mayor o menor medida tienen una deuda pública que es directamente proporcional a la riqueza de un gobernante y a la pobreza de sus gobernados.

Según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), los 10 estados con mayor deuda son: Distrito Federal con 66 mil 881 mdp; Nuevo León con 61 mil180 mdp; Chihuahua 41 mil 894; Veracruz 41mil 355; Estado de México  39 mil 507 mdp; Coahuila 34 mil 862 mdp; Jalisco 26 mil 387 mdp; Quintana Roo 21 mil 174 mdp; Chiapas 20 mil 140 mdp y Sonora con 19 mil 804 mdp.

La clase política en el poder se ha encargado de proveer de números rojos a la sociedad, aquellos referentes a la muerte, al hambre, al empobrecimiento y a las deudas, estas últimas son otro multimillonario beneficio para los empresarios. Y es que son ellos quienes financian la deuda pública, y a quienes se destina una parte cada vez mayor de los ingresos, sin embargo es el pueblo quien produce ese dinero, recayendo en el alza de impuestos y la disminución de salarios.

Así es como la deuda pública es un mecanismo más de desposesión que utilizan los gobiernos oligárquicos para redistribuir la riqueza generada por el trabajo de las clases medias y bajas hacia los ahorradores y capitales internacionales, no dejando nunca de lado sus beneficios particulares.

La falacia que la deuda pública es adquirida por un gobernante en pro de su población se cae al ver la calidad de vida miserables y el desempleo en aumento. En México impera el cinismo, a los mandatarios no les duele el pueblo, por el contrario es la máquina de explotación, cuyo fin es asfixiarlo mientras siga generando la riqueza de quienes detentan el poder.

Vivimos entre la zozobra y el desasosiego de sabernos con gobernantes que se endeudan de forma brutal e insaciable, que contribuyen a la depreciación de la moneda, y que no sintiéndose satisfechos amenazan con hacer nuevos préstamos, mientras la precariedad carcome a una sociedad civil, devaluada política, social, cultural y económicamente.

- Anuncio -spot_img
- Anuncio -

MÁS RECIENTE

- Anuncio -

NO DEJES DE LEER

- Anuncio -