(30 de mayo, 2014).- Al menos diez personas han sido asesinadas en Honduras a raíz de las luchas internas del Cártel de Sinaloa desatadas tras la muerte del guatemalteco Nelson Molina el pasado 29 de abril. De acuerdo con la prensa hondureña, Molina era el segundo al mando de la organización mexicana en este país. También se ha sostenido que las disputas dentro del cártel podrían deberse a la captura el pasado 28 de marzo de Carlos Arnoldo “El Negro” Lobo, a quien el gobierno de Estados Unidos acusaba de proveer cocaína con destino a este país.
Estos diez asesinatos, en los que cayeron mexicanos, hondureños, un guatemalteco y un venezolano, han llamado la atención de los medios porque parecen indicar una ausencia de liderazgo claro en el cártel que hasta ahora controla este importante punto de paso en el tráfico de la droga enviada desde Sudamérica hacia EE.UU.
Sin embargo, las muertes violentas distan de ser excepcionales en este país centroamericano que ostenta el título de la tasa de homicidios más alta del mundo, 90.4 por cada 100 mil habitantes, según el Estudio Mundial sobre el Homicidio 2013 de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD). La ciudad donde ocurrieron los asesinatos, San Pedro Sula, tiene la tasa de homicidios más alta del mundo fuera de las zonas de guerra.
Aunque Honduras enfrentaba desde muchos años atrás un problema de violencia asociada al pandillerismo –con las conocidas “maras”–, existe consenso en que el repunte actual de los homicidios se debe a la creciente presencia de los cárteles mexicanos, sobre todo desde que Los Zetas rompieron con el Cártel del Golfo en 2009 e iniciaron una violenta campaña para hacerse un lugar en la plaza. Entre 2005 y 2010, el número de asesinatos pasó de 2 mil 417 a 6 mil 239, con lo que en ese último año la ONUDD ya situaba la tasa de homicidios en 82.1 por cada 100,000 habitantes, desde entonces la más alta del mundo.
En 2012, el Washington Post publicó que, de acuerdo con las fuerzas de seguridad hondureñas, cerca de un tercio de la producción mundial de cocaína pasaba por Honduras. La importancia estratégica de este país para los cárteles mexicanos que dominan el tráfico de drogas en el continente tras el desmantelamiento de los grandes grupos colombianos tuvo una trágica demostración el miércoles 9 de agosto de 2010, cuando una disputa entre dos pandillas salvadoreñas que trabajaban para narcotraficantes mexicanos llevó al asesinato de 17 personas en una zapatería de San Pedro Sula.
Cuatro años después, el escenario se ha complejizado con el fortalecimiento de Los Zetas. Apenas la semana pasada, la prensa publicó declaraciones del portavoz de la Policía Nacional Civil de Honduras (PNC) según la cual este cártel está entregando armas de alto poder a pandillas como la Mara Salvatrucha y Barrio 18. Se calcula que en este país de menos de 9 millones de habitantes circulan más de 1.8 millones de armas de fuego, 75 por ciento de las cuales carecería de registro oficial. El Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras estima que de 2005 a 2013 37 mil 289 personas han muerto a causa de las armas de fuego, lo que representa el 81.6 por ciento del total de homicidios.
