Por: Valentina Pérez Botero
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Ecuador se encuentra entre una paradoja: ¿Aceptar el potencial económico que podría generar la explotación minera o rechazarlo por el impacto social y medioambiental que genera?
Durante la Expominas 2013, celebrada en Quito, que reúne la oferta minera nacional y extranjera, Glenn Nolas, experto canadiense en el tema, afirmó para EFE que “Ecuador ha tenido muy poco trabajo de exploración” y cualquier hallazgo de minerales puede ser un bono económico para el futuro.
El exporto también aseguró que a la minería se le pueden acotar sus externalidades negativas tanto ambientales, su uso excesivo de agua y contaminación; como sociales, el rechazo total de las comunidades, al tener leyes férreas y claras en la materia.
La minería en América Latina no ha tenido un buen acogimiento social ni ambiental: en Colombia, , las compañías mineras han explotado el oro y el niquel sin dejar la derrama económica local que prometen y sin salvaguardar a la población aledaña de los metales pesados que dañan la salud.
En México, por su parte, la concesión de minas a cielo abierto tiene una fuerte resistencia social al estar asociado con expropiación de tierras, consumo de agua y peligros medioambientales para la zona.