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El libro independiente #Columna

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Jorge Castro / @jorgino85

Columna: Primera a cuarta de forros

(1 de junio, 2014).- Algunos, tal vez los más sofisticados, se refieren con el término indie; otros lo llaman como tal, “independiente”. Sin embargo, sea el concepto que sea y en cualquier rubro (música, libros y cine), la definición es la misma, o por lo menos en esencia: a) Todo aquello que no pertenece a un grupo empresarial enorme; b) Que se hace con una verdadera vocación dejando a un lado el sobrepeso comercial. Además, no simpatiza con la exacerbada producción, la cual es —según los independientes— un golpe a la creatividad, la originalidad y la identidad. Y para ellos es un orgullo a voces el ser, precisamente eso: independiente.

Dicha tendencia lleva una diferente manera de ver las cosas, algo que vas más allá de lo mainstream, y que antepone la verdadera pasión del oficio por el interés comercial. En el mundo editorial también sucede así, y más cuando en las últimas décadas la formación de grandes grupos y la compra de pequeñas o medianas editoriales, ha sido una constante en varios países.

En este sector lo indie se caracteriza por libros de tirajes pequeños, editados con tanta sutileza como si se tratara —o más bien, sí es— de un trabajo meramente artístico. Muchos títulos son apuestas de nuevos y locales escritores, algunos tienen una producción más artesanal, hay libros-objeto, de colección… Y a pesar de que sus números de lectores no resaltan en sus facturas, este tipo de casas sigue apostando por llevar al público títulos de impresionante calidad, algunos de ellos desdeñados por los grandes grupos, principalmente porque sus ventas no generarían las ganancias esperadas. Sin embargo, su público es fiel y lo saben los independientes. También saben que la mayoría seguiría comprando libros casi al precio que fuera. Sus lectores son exigentes, empedernidos y conocedores, cuya hambre literaria no sólo está en las palabras, en la trama del texto, sino también en cómo está diseñado en su totalidad el libro: el detalle de la cubierta, quién escribió el prólogo o la introducción, quién tradujo, cómo es el formato (tapa dura o blanda) o qué tipo y gramaje de papel tiene. La creatividad y la imaginación son cualidades que están al máximo esplendor en la producción editorial, así como concebir cada libro como un objeto único.

Un aspecto muy curioso es que muchas veces no se trata de abrir nuevos huecos literarios, sino más bien de aprovechar aquellos nichos que han estado olvidados, de los cuales los grandes grupos no han logrado, o ni siquiera han intentado llegar.

En México se ha visto un notable crecimiento en la formación de nuevas editoriales con proyectos originales que llevan tatuado la categoría indie. Incluso, hay varias que han logrado mantenerse vivas durante 10 o más años, un tiempo considerablemente bueno debido a los obstáculos, principalmente económicos, que enfrentan cada una. Entre éstas sobresalen: Sexto Piso, Trilce, Tumbona, Ediciones Acapulco, Almadía, Editorial Resistencia, Sur +, La Caja de Cerillos Ediciones, Aldus, Arlequín, Alias, Taller Ditoria, Ediciones de Educación y Cultura, Textofilia y Elephas. Algunas forman parte de la Alianza de Editoriales Mexicanas Independientes (AEMI), la cual, junto con el apoyo del Fondo de Cultura Económica, organizan cada año la Feria del Libro Independiente convocando a más de sesenta editoriales de todo el país. De hecho justo acaba de concluir la quinta edición.

En un artículo de Diego Rabasa en La ciudad de Frente, publicó un decálogo de la edición independiente, según algunos editores mexicanos. En palabras de Déborah Holtz (Trilce): “La definición per se de editorial independiente es estar fuera de los márgenes. Su naturaleza es buscar aquello que no se ha publicado”. Según Sara Schulz (Alias) hay que “definir los objetivos y no traicionarlos. Ser constante. Dialogar con los lectores. Sobrellevar las dificultades con creatividad”. En suma, podemos afirmar que lo independiente va dirigido para todos aquellos escritores que no caben en un modelo establecido, cuya idea sobrepasó los arquetipos tradicionales de hacer literatura.

 Invasión e-book: renovarse o morir

Desde hace unos años la presencia a nivel mundial del e-book, es una preocupación en general de la industria editorial, llámese independiente o perteneciente a un grupo. El e-book ha llegado y cobra más fuerza conforme va pasando el tiempo. Por supuesto que los principales corporativos no se han quedado atrás, no les conviene, y ya se han preparado. O como diría Jorge Herralde, fundador y director de Anagrama, en una entrevista realizada por Juan Cruz y publicada en el libro Un oficio de locos: “Como todo, el espíritu del tiempo afectará a la figura del editor, tendrá que intervenir más asiduamente en cuestiones tecnológicas, estar mucho más implicado en fenómenos como el de los blogs”.

De esta forma y, a mi parecer, por más indie que sea la editorial, hay ciertas exigencias que a todos los que están dentro la industria toma por igual, como es el caso de los libros electrónicos. Mantenerse reacio a estos cambios podría ser perjudicial. Así también el hecho de quedarse nostálgico pensando en el fin del libro impreso sería un grave error.

 “Siempre habrá lectores curiosos”

Finalmente me gustaría mencionar lo sucedido hace unos años con Tusquets y Anagrama, casas independientes que representan uno de los referentes básicos de la modernidad cultural en España. Beatriz de Moura, fundadora de Tusquets y quien en su catálogo tiene a grandes autores como Milan Kundera y Haruki Murakami, llegó a una alianza con Grupo Planeta, donde esta última adquirió un porcentaje de las acciones. Al respecto, Beatriz aseguró que ya sean pequeñas o medianas editoriales, se necesitan de apoyos y acuerdos económicos para sobrevivir. Tusquets, creada en 1968 en Barcelona, llegó a su fin como independiente.

Por otro lado, Jorge Herralde decidió heredar su empresa al grupo italiano Feltrinelli: “Después de 41 años de satisfactoria navegación independiente, se planteaba, por razones obvias, la búsqueda de la continuidad de Anagrama y, teniendo en cuenta los largos años de amistad, sintonía y complicidad con Feltrinelli y las características de dicha editorial, estoy convencido de que la decisión tomada es la más deseable para el futuro de Anagrama”. ¿Fue un golpe duro para lo independiente? No hay que ser fatalistas, indudablemente esta tendencia continuará existiendo porque “al final siempre habrá lectores curiosos, escritores locos y proyectos que caminan a contracorriente con ideas y, sobre todo, talento para mantenerse”, según expresó Nadia Islas Navarro (Resistencia). Al final siempre habrá una Beatriz o un Herralde que decidan emprender un nuevo y atractivo proyecto que interese a los amantes de la literatura. Y por supuesto que las hay, sólo basta con expandir un poco más los horizontes y visitar otro tipo de librerías o buscar las secciones que no correspondan solamente a los best sellers o leer otro tipo de revistas, blogs, portales y suplementos culturales.

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