Por: Valentina Pérez Botero
Tw: @vpbotero3_0
Tiene un trabajo particular: es recolector de cerdos muertos en Jiaxing, cerca de Shanghái. Pero lo peculiar no quiere decir difícil. Él confiesa que no recogió ningún cadáver de 2009 a 2012. Todo cerdo muerto de frío o de enfermedad era vendido por los granjeros a la mafia y terminaba en las mesas de Shanghái.
La problemática con esta carne se debió a la laxitud de las autoridades para controlar su procedencia, así como el abandono del subsidio que el Estado daba a los pequeños granjeros para ayudarles con el precio de la incineración de los cadáveres.
En el invierno de 2012, las autoridades aumentaron las redadas sanitarias para contener el mercado negro de cerdos fallecidos, por lo que en marzo de 2013 el problema detonó: los granjeros llegaron a tirar 20 mil cadáveres de cerdos a los mantos acuíferos que surten el 22 por ciento del agua potable de Shanghái.
La magnitud de la mafia se ejemplifica con uno de los procesados: vendió la carne de 78 mil cerdos enfermos desde 2008 y ahora enfrenta cadena perpetua. También se han procesado distribuidores que, incluso, echaban colorante a la carne para disimular su estado de putrefacción.
La declaración de un restaurantero local, recogida por Shangai Daily pondera el problema: “Los shanghaineses no se dan cuenta de cuántos cerdos muertos se han estado comiendo”.