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En el calderonato el valor de las personas pasó a un tercer plano; “ex panista pasará a la historia como el principal genocida”

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(05 de noviembre, 2019. Revolución TRESPUNTOCERO).- La mañana del 10 de diciembre de 2006, Felipe Calderón ordenó el despliegue de las Fuerzas Armadas a Michoacán por el alza en la violencia en esta zona del país. En su discurso, el entonces Presidente de la República consideró que sería una lucha sin cuartel contra las organizaciones delictivas imperantes.

La naciente guerra contra el narcotráfico, no sólo se centró en la región purépecha, se dio en toda la nación. Aquel día, Calderón consideró que la lucha frontal contra la delincuencia organizada tendría saldos negativos, pues “se perderán vidas inocentes, pero valdrá la pena”.

A lo largo de su periodo sexenal y el del priísta Enrique Peña Nieto, la guerra contra el narcotráfico dejó como saldo, de acuerdo con cifras oficiales de la presente administración federal, al menos, 152 mil 120 homicidios vinculados a la delincuencia organizada, no obstante, cifras no oficiales apuntan a que de 2006 a 2018 se registraron más de 250 mil 457 homicidios.

De acuerdo con el Índice de Letalidad presentado por el gobierno federal, cinco mil 396 homicidios se dieron por enfrentamientos con efectivos de las fuerzas del Estado, es en este departamento donde entra la pérdida de “vidas inocentes” a las que hacía alusión el ex presidente panista.

En 2010, el número de asesinatos en el país se disparó considerablemente dentro de la guerra emprendida por la administración Calderón. Aquel año, en la lista de los inocentes asesinados por la Fuerzas Federales estuvieron dos estudiantes de maestría del Tecnológico de Monterrey.

Jorge Mercado y Javier Arredondo fueron asesinados por el Ejército Mexicano el 19 de marzo de 2010 al interior del campus del ITESM, Monterrey. El asesinato de estos estudiantes expuso de forma pública la letalidad con la que se dieron las ejecuciones extrajudiciales por parte de la Fuerzas Armadas en el sexenio de Calderón.

De acuerdo con expertos y legisladores consultados por Revolución TRESPUNTOCERO, el que el jefe del Ejecutivo federal planteara que se perderían vidas inocentes, promovió la idea de que en el periodo del calderonato el valor de las personas pasó a un segundo o tercer plano, pues la pérdida de cualquier ciudadano fue vista como un daño colateral.

DISCURSO DESHUMANIZADO

Teresa Villaseñor, egresada de la Facultad de Humanidades de la UAEM y candidata a maestra en Desarrollo Económico por la BUAP, expone que el discurso amparado en que se perderían “vidas inocentes” es el reflejo de la deshumanización que se dio en la segunda gestión presidencial panista para enfrentar el problema de seguridad pública en el país.

“La delincuencia es el resultado de factores sociales, económicos y políticos que favorecen las actividades delictivas y no está centrada únicamente en los integrantes del crimen organizado, sino a toda una estructura de pobreza, marginación y falta de oportunidades, y esto no se puede solucionar mediante la violencia”.

La humanista plantea que el hecho de querer sacrificar algunas vidas por el bien de otras “corresponde a un discurso conservador donde la vida de unos cuántos tiene mayor valor que otras, donde no existe la empatía”, por lo que “esta idea va de acuerdo con las corrientes eugénicas, donde se dice que el mejor fin para los delincuentes, la gente enferma y la población indeseable es la muerte”.

Para Villaseñor, la política calderonista vio a las personas “como un número o un integrante del crimen organizado que merece morir, y no como una persona con derechos y posibilidades de pasar por un proceso de rehabilitación. Esta guerra contra el narcotráfico es evidencia de que los problemas no pueden solucionarse con violencia generados por un sistema económico y político”.

DAÑOS COLATERALES Y EL GENOCIDA

La letalidad y el número de ejecuciones extrajudiciales acontecidas en el sexenio de Felipe Calderón es una herida que sigue abierta en diferentes flancos de la sociedad, ya que además de los miles de asesinados por la delincuencia organizada, esto generó desplazados y miles de damnificados, además de que las instituciones encargadas de resarcir los daños no trabajaron de forma correcta.

Para la senadora Citlali Hernández, miembro de la Comisión de Derechos Humanos, la violencia que sufrió la sociedad civil a partir de una guerra que se enfocó en confrontar a la delincuencia, pero no atacar las causas sociales, derivó en que el deterioro social repercutiera en el debilitamiento de las estructuras de seguridad civiles y del Estado.

“Provocó que el crimen organizado se mezclara con algunas autoridades”, de acuerdo con la legisladora por Morena, esta situación provocó que un sinnúmero de muertes de inocentes, así como también desaparecidos que llevó al país a una crisis de derechos humanos.

Los daños colaterales de la guerra contra el narco no sólo fueron la pérdida de vidas humanas, pues de acuerdo con la senadora también el encarcelamiento de personas a quienes, en muchos casos, “se les detuvo de forma injusta”, por lo que consideró que reparar el daño que hizo el Estado mexicano a la sociedad llevará años.

Citlali Hernández no duda que el segundo presidente emanado de las filas de Acción Nacional por la forma en la que actuó poniendo en peligro miles de vidas pasará a la “historia de este país como el principal genocida”, no obstante a dicha afirmación, Hernández apunta que la oposición no asume su papel en lo que ha ocurrido desde 2006 cuando gobernaron desde la Federación y el Congreso de la Unión.

DESMARQUE PANISTA

Más allá de que Felipe Calderón renunció a su militancia panistas, sus ex correligionarios están conscientes de que vincular su nombre con el partido ha traído la idea en la sociedad civil de que el PAN es un partido que promovió el caos en el país con la guerra del narco.

En este sentido, los miembros de Acción Nacional están conscientes de que el no poder retener la silla presidencial en 2012 fue en gran medida por los resultados en el alza de la violencia y las víctimas por la estrategia de seguridad desde que llegó Calderón al poder.

Desde dicha perspectiva, Xóchitl Gálvez, senadora blanquiazul, opina que hoy día Felipe Calderón ya no está en las filas de su partido y en su accionar político y proselitista puede hacer lo que guste, por lo que “a mí me vale sombrilla que lo golpeen o lo que diga; aquí no estoy para defender ni a mi marido, menos a Felipe Calderón”.

Pese a que la legisladora oriunda de Hidalgo minimiza que se siga vinculando a Calderón con el PAN, Revolución TRESPUNTOCERO le cuestionó si esto es contraproducente para su partido, a lo que enfáticamente responde que los dos ex presidentes emanados de su agrupación ya no forman parte de ésta, “lo importante es enfocarnos a lo que hoy se vive”, dijo.

Por lo que, sin mostrar una posición de autocrítica por la decisión de Acción Nacional de apoyar la guerra contra el narcotráfico, Gálvez opina que los índices de violencia que se viven en México es culpa de los gobiernos del PAN, PRI y ahora de Morena, pese a su postura la legisladora asegura que los senadores tienen la voluntad para “ayudar al Presidente para disminuir la violencia”.

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