La historia del odio en contra de los estudiantes y sus movimientos sociales que exigen mejoras para poder alcanzar conocimientos que permitan desasosegar a un pueblo, siempre ha estado presente en este país, formando dupla con la muerte violenta.
México bajo el mandato de la eterna derecha opresora ha vivido bajo la consigna que en este país el estudiante que alce la voz (o cualquier otro ciudadano) debe morir y mientras más sangrienta sea su muerte mayor provecho obtendrá el gobierno, porque es su forma intimidatoria de mandar a callar a los que no se agachan.
Desde el 68 a este 11 de noviembre, la orden ha sido ejecutada puntualmente, con odio, desprecio y furia por esa otra parte del pueblo (los elementos de ‘seguridad’) que se sienten con el poder de matar a sus iguales, al vivir prisioneros –cual alegoría de la caverna de Platón- por las cadenas de un Estado manipulador de ingenuos, que los hace creer superiores (nada más ficticio), porque solamente son los esbirros de un poder que los sujeta del cuello, para creer que todo los que hacen es lo ‘correcto’.
Bajo la grotesca idea que ‘quien exige algo al gobierno es un revoltoso, es un enemigo de la patria’, ayer nuevamente desaparecieron aproximadamente 50 estudiantes en el mismo escenario y bajos las mismas circunstancias, la lucha por una educación digna, otros más resultaron gravemente heridos. El gobierno federal y estatal envían no solamente a Guerrero, sino al país y al mundo entero, que no importa cuántos más desaparezcan y cuántos más caigan muertos o en coma, los estudiantes son una parte importante de la sociedad que debe ser erradicada, por medio de su rabiosa represión, sin importarle cuántas condenas o exigencias surjan después y de donde lleguen.
El gobierno mexicano de derecha tiene un efecto devastador económico, político y principalmente social, que pregona democracia, mientras asesina estudiantes, pero todo ello estaba previsto, porque si hubo hostigamiento en el pasado, era lógico que en el futuro hubiera nuevamente asesinatos. La estructura del sicariato priista nunca ha cambiado, con respecto a los estudiantes, el modelo siempre ha sido el mismo, el Estado persigue y abate, mientras usa a los medios aliados para convertir a las víctimas en los peores delincuentes que acechan la falsa paz de México.
En efecto el Estado lo vuelve hacer, lo que nos reafirma que estamos sumergidos nuevamente y a mayor profundidad en una guerra sucia donde todo mexicano que desee libertad está condenado a desaparecer forzadamente o a morir (tal vez desollado), ambas como formas de exhibir el castigo del que se hizo merecedor.
