Por: Valentina Pérez Botero
Twitter: @vpbotero3_0
Los trazos rojos que delinean la silueta de un berrendo peninsular en las pinturas rupestres de Baja California muestran la importancia de este mamífero desde hace más de 5 mil años en territorio mexicano. En 1997, las alarmas se prendieron: quedaban menos de 170 ejemplares vivos.
El berrendo peninsular es una subespecie endémica de México, su hábitat se encuentra en los estados de Baja California Norte y Sur, Sonora y Chihuahua; pero la casa ilegal, la urbanización y la competencia por comida con el ganado empezaron a deteriorar su cadena de subsistencia.
Hace 16 años las comunidades locales en conjunto con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) creó una Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) con el fin de salvaguardar y vigilar al becerro peninsular) que se llamó: Estación Berrendo.
El área protegida logra la cría anual de 60 berrendos peninsulares y ha permitido la estabilización de la población de uno de los mamíferos más antiguos de América. Ahora, el programa busca la expansión del corredor controlado para que esta especie vuelva a afianzar sus dominios en tierra mexicana.