Los resultados de un estudio desarrollado por el instituto Ipsos (Perú) son claros: los hombres y mujeres menores de 46 años, con altos cargos han sacrificado aspectos como la familia, la pareja y los amigos para lograr sus metas laborales. Así que la respuesta parece ser no, no hay punto medio. Se acabó la entrada de hoy.
Yo, como a mis 25 años ya me estoy acercando a la encrucijada, he pensado en el tema y he llegado a la conclusión de que con este punto a las mujeres nos han “vendido la moto” – expresión para indicar intenciones de engaño y manipulación. Algo parecido al “utiliza estos tampones y sigue siendo tú misma todo el mes”, pero más fuerte: ¿trabajadora incansable o madre entregada? Esta pregunta me quita el sueño y ni la sociedad ni yo llegamos a la respuesta correcta.
Primero que si la mujer debe quedarse en casa y cuidar de la familia y así, querida amiga, tú y tu lavadora se sentirán felices y plenas. Claro, que esta estructura tenía el pequeño – casi nimio – detalle de tener que depender económica, social y políticamente de tu marido. Después, con la incorporación de la mujer al trabajo, que si tu género te necesita y la maternidad esclaviza.
Pero ahora resulta que, claro, esto no nos hacía felices. Ahora el culmen de la feminidad es una mujer con 3 hijos, jefa del área de ventas de una multinacional, trabajadora incansable durante 8 horas, tras las cuales pasa 2 en pilates y yoga – porque una tiene que estar a gusto consigo misma -, sabe qué detergente usar para quitar las manchas del fútbol del niño, cocina comida biológica que es mucho más sana, se pone sexy para mantener la llama del amor y exigir su orgasmo semanal, está atenta a los temas internacionales y se ocupa del bienestar político del país, sale con sus amigas – porque mantener la independencia es bueno para la pareja -, lee, come 3 piezas de fruta al día, duerme durante 8 horas, está conectada a su móvil las 24 horas para responder eficientemente cada tontería de correo electrónico que le llega y, SÍ que utiliza los tampones correctos para seguir siendo ella misma TODO el mes. Esto ya no es una moto, aquí nos quieren vender una caravana rulot con cocina, amplio salón y jacuzzi integrado.
TODO PARA LLEGAR UN DÍA A UNA ENTREVISTA LABORAL Y ENCONTRARTE CON LA TÍPICA ESCENA:
– Sra. Gabriela. Veo que tiene usted dos carreras, un máster y experiencia comprobada para la vacante que requerimos, pero ¿está usted casada? ¿piensa tener hijos? Verá, es que hay otro candidato que como no tiene la capacidad de gestar no nos pedirá baja maternal…
No, no son paranoias mías, ni demandas esquizofrénicas. La discriminación laboral por cuestión de maternidad existe y el sistema laboral termina eligiendo por ti.
Así que para contestar a mi pregunta – ¿sólo las mujeres solteras pueden ser exitosas laboralmente? – quizás sería más interesante y efectivo preguntarse ¿por qué los hombres no tienen el mismo dilema? Aún no he visto a ninguna abuela diciendo:
– Pablito, ¿y si tienes un hijo dejas el trabajo para dedicarte a él y darle amor? Así serás inmensamente feliz…
¡Nadie le plantea a un hombre que su carrera se resentirá si tiene hijos! ¿Por qué? ¿No están igual de involucrados en la crianza? Pues venga, que les vendan la moto a ellos un rato, que nosotras ya hemos comprado bastantes…