Valentina Pérez Botero/@vpbotero3_0
(12 de mayo, 2013).- El Ministerio Público de Brasil declaró ilegal la ocupación que indígenas de ocho etnias del Amazonas y campesinos sostienen en el norteño estado de Pará contra la presa de Belo Monte que el gobierno espera se convierta en la tercera mayor hidroeléctrica del mundo.
A inicios de año, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) publicó su informe sobre los siete pecados capitales de las represas y escogió el caso específico de Brasil como uno de los nueve proyectos que ejemplifican mala planeación, afectación al medio ambiente y comunidades aledañas.
A pesar de las peticiones de ambientalistas, que temen que la deforestación en la amazonía brasileña se agrave ante la entrada y salida de caminiones así como por la gigantesca obra de infrastructura que será necesario construir, las tribus nativas también han pedido que se detengan ante la amenza que supone a su forma tradicional de vivir y la amenaza de migración.
es significativo porque la zona del río Xingú es considerada una de las más biodiversas del mundo, y la construcción de la represa no sólo la afectará sino que tendrá un impacto negativo en más de 20 mil personas de la región. Por otra parte, para el gobierno de Brasil, la represa equivale a una de sus mayores inversiones en energía.
La hidroeléctrica se construirá en el centro de la amazonía brasileña y se nutrirá de las aguas del río Xingú, su funcionamiento requerirá que se inunden 516 kilómetros cuadrados de selva.