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Grecia, democracia efectiva; México camina en sentido opuesto

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En los últimos días se presentan ejemplos que nos recuerdan que nada es para siempre y que con un gobierno apoyado por los ciudadanos, emergido de la democracia en toda la extensión de la palabra, puede hacer los cambios que la población necesita y exige. El referéndum griego ha sido toda una lección para quienes pretenden tener en sus manos la última palabra, el destino total y absoluto de los pueblos. El rechazo no es a la aplicación de austeridad, saben en ese país de la dimensión del problema que enfrentan. Resultó una negativa a que se controlen los bolsillos de los pobladores en lugar de que se sistematice la aplicación de los recursos que tiene o solicita el gobierno.

Negarse a la aplicación de más y mayores impuestos, de suspender renglones que tienen que ver con la estabilidad y seguridad social, etcétera, condiciones que se exigían dizque para evitar mayor crisis y que fueron dictados desde otros países, desde los puntos originarios de los acreedores, fue la respuesta del pueblo griego. El ministro de finanzas, Yakis Varufakis señaló que “un no es un no a la austeridad, es un regreso a los valores de Europa”. El primer ministro Alexis Tsipras señalo que el referéndum de pasado día 5 “no tiene vencedores ni vencidos. Es una victoria en si mismo. Demostramos que la democracia no puede ser chantajeada”.

Sin más, el ministro de finanzas presentó su dimisión para apoyar así a Tsipras en sus negociaciones ya que su posición molestó a los acreedores a quienes les envió el mensaje de que portará “con orgullo el odio que me profesan”. Esta decisión la adoptó al percatarse de que se había convertido en pieza de cambio para continuar con las negociaciones que el gobierno griego pretende, no así las del eurogrupo que han sido rechazadas por un porcentaje que superó al 60 por ciento del más del 90 por ciento de ciudadanos que acudieron a las urnas al referéndum. En nuestro país al hombre que ha tomado las decisiones más equivocadas se habla de encumbrarlo a la posición política más elevada. De entre Grecia y México se marca una gran diferencia: se camina en sentidos opuestos no solo en el manejo de las crisis sino en las actitudes hacia los acreedores y en relación al bienestar de los ciudadanos, además de la aplicación de una auténtica democracia.

Dicen que esta crisis en Grecia es lo que ha repercutido en el sistema cambiario mexicano al alcanzar un dólar los 16 pesos con 14 centavos. En lo sucesivo ya no van a referirse a la devaluación del peso, sino al fortalecimiento del billete verde que es lo que coinciden ha sucedido frente al mismo euro, moneda que en suelo Azteca ha mantenido la paridad. Ahora que lo realmente bueno sería que la actitud tanto del gobierno como del pueblo de ese país repercutiera en el nuestro en donde las crisis se niegan, se elevan los impuestos, se reducen los programas sociales, educativos, médicos, se recargan los ingresos para policías y militares y de la democracia mejor ni mencionarla.

Mucho menos esperar la celebración de referéndum, ni siquiera de estos cuyos resultados, como se ha visto, pueden resultar la mejor defensa en contra de las presiones de acreedores a quienes lo que menos les interesa es la recuperación inmediata de sus capitales, sino que van tras la injerencia en los manejos gubernamentales y con ello la posibilidad abierta y cínica de realizar mejores negocios, de esos que les reditúan las cifras multimillonarias que les permiten contar con el flujo suficiente para seguir ampliando sus zonas de “invasión” a través de las necesidades que les urge cubrir a quienes no han sabido gobernar y administrar aún y cuando han estado sentados en auténticas minas de oro, sin que esto sea metafórico sino totalmente real.

Así, en este mundo globalizado, mientras los países que han dado en llamar emergentes y de entre los cuales invitaron a México en el último momento, han logrado salir adelante de sus crisis haciendo inversiones para generar consumo interno, apostándole sin reservas ni miedos ni políticas absurdas a la educación, en el nuestro todavía estamos peleando por la Evaluación, se tienen todas las dudas sobre la actuación gubernamental en la labor de los mentores, disminuyen notablemente los renglones que tienen que ver con ciencia y tecnología, con las becas para estudios de postgrado en el extranjero, se eliminan prácticamente las áreas que tienen que ver con la investigación y se buscan los votos por hambre.

Para las autoridades estatales y municipales y para el gobierno hablar de referéndum es tato como atacarlos y no solo porque se puedan referir a su permanencia en el poder sino porque no consideran que los ciudadanos estén capacitados para marcar su posición en temas tan importantes como lo han sido las reformas planteadas por el Ejecutivo federal y aprobadas por un puñado de legisladores maiceados convenientemente en su inmensa mayoría. Para ellos el pueblo no sabe, desconoce de economía; menos aún tiene experiencia en los créditos y en la situación laboral o en la educativa o tiene el mínimo conocimiento sobre yacimientos y renglones que inciden con el petróleo. Y, si esto fuera cierto, no sería sino el reflejo más fiel de mandatos que no han educado a la población, que la han incapacitado hasta el límite, que han actuado con el único propósito de manipular con base a la ignorancia.

Es verdaderamente absurdo que se aplique una sola de estas opiniones para los más de 120 millones de mexicanos que, por si fuera poco, son los que conforman la clase trabajadora y a los que les niegan la oportunidad de opinar con respecto a sus propias prestaciones con todo y los antecedentes de lucha para la obtención de ellas; que se les considere poco aptos para opinar sobre situaciones bancarias y créditos cuando somos un pueblo que desde hace varias décadas vivimos de prestado, a la comadre, al vecino, al amigo, al socio, al jefe y que durante años se batalló con los usureros, hoy debidamente legalizados tanto en los bancos como en las casas de empeño.

Como si toda la rama petrolera del país hubiese surgido de un acto de magia, también se les negó a los expertos a participar para debatir y determinar lo concerniente a la reforma energética y se trató el tema entre unos cuantos cuando el patrimonio nacional es de todos. Hasta ahora no se conoce de una reforma educativa que no solo se dedique a ver lo que acontece con los mentores, sino con quienes finalmente son los que recibirán los beneficios o pagaran por los errores: los alumnos. En tanto se han presumido las escuelas de educación especial, estas solo ven hacia abajo y en México también han nacido quienes tienen índices de genialidad, solo que éstos no sirven para la foto y para buscar el respaldo de las conciencias que con ellas se mueven.

En fin, los griegos con su digna actitud, para ser franca, me dan envidia. Solo me pregunto
¿cuál sería la posición y la opinión que al respecto hubiese vertido Aristóteles Onasis?

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