(8 de julio, 2014).- Las Reformas Estructurales y los sexenios panistas colapsaron el sistema de seguridad social y de salud en México, generando un escenario perfecto para que los galenos irrumpieran en las calles con el nombre #Yosoy17 tras medio siglo de haber inundado las calles de blanco en el país, coinciden varios analistas.
“Llevaban casi medio siglo sin salir masiva y nacionalmente a las calles. El 26 de noviembre de 1964 inició un movimiento de médicos que terminó en octubre de 1965 con la mano dura de Gustavo Díaz Ordaz aplastando la organización de uniformados de blanco que llevó a cabo cuatro paros de labores es varios hospitales públicos (sin descuidar los casos de urgencia o emergencia que pusieran en riesgo la vida de los pacientes), el último de casi dos meses y medio de duración (del 14 de agosto al 26 de octubre”, recordó Julio Hernández López, columnista del diario La Jornada el pasado 23 de junio.
Los médicos que irrumpieron en las calles a nivel nacional el domingo 22 de junio causó conmoción, el movimiento #Yosoy17 vistió de blanco distintas ciudades buscando no sólo mediatizar y dar apoyo al caso de los 16 médicos acusados de negligencia tras la muerte del joven Roberto Gallardo en el año 2010, sino impulsar una serie de reformas dentro del sistema de salud en México.
Reformar las vías por las que los médicos son juzgados y que se establezcan unas nuevas con base en elementos que profesionales de las especialidades correspondientes puedan otorgar, son otras de las demandas del movimiento que Miroslava Solórzano, vocera del movimiento de galenos, aclaró.
En 1964, recordó Julio Hernández, las protestas de médicos realizadas fue la decisión de suspender el pago de una compensación que se acostumbraba dar a título de aguinaldo a internos y residentes de las instituciones públicas, misma que fue rechazada especialmente en el Hospital 20 de noviembre en la Ciudad de México.
“La primera respuesta, todavía con el represivo Adolfo López Mateos como presidente, fue la destitución de 2016 jóvenes profesionistas […] Entonces, como ahora, resultaba insólito que miembros de una élite profesional desplegaran mecanismos de protesta social”, señaló Julio Hernández.
Sin embargo, las protestas tienen raíces más profundas y con antecedentes inmediatos en los sexenios panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón aunado a las Reformas Estructurales impulsadas por el priísta Enrique Peña Nieto.
Para Gustavo Fernández Leal, especialista del Sector Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana plantel Xochimilco, el poco crecimiento de los ingresos del Instituto Mexicano del Seguro Social en 2014, responde a los efectos de las Reformas Hacendaria y Laboral, así como la elusión de las cuotas patronales.
En entrevista con el diario Reforma, el investigador señaló que el impacto de la Reforma Fiscal a la economía redujo el crecimiento y, del mismo modo, la generación de plazas de empleo que se tradujeron en más cuotas para el IMSS.
No obstante, durante una conferencia realizada el 4 de mayo del 2013, el doctor Fernández Leal ya puntualizaba las carencias del sistema de salud y de seguridad social que el panismo había dejado.
“En los últimos dos sexenios -y lamentablemente parece ser que el licenciado Peña Nieto no termina de ajustar este pendiente-, lo que se difundió fue un fraude sanitario que se llama Seguro Popular. Se privilegió prestar sólo servicios esenciales a través de este seguro sin que las condiciones de salud y sobre todo la oportunidad de la atención médica hayan mejorado”, declaró durante la Convención Nacional Ordinaria de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM).
Tanto es la crisis a decir del doctor Fernández Leal, que, insistió, el propio equipo de gobierno entrante de Peña Nieto ha empezado a documentar severas fallas en este seguro, por ejemplo que sus antecesores se preocuparon más por afiliar que por atender a la par su infraestructura, que, por lo que toca a la cobertura universal que tanto “cacareó” Calderón, todavía falta mucho.
“Ese seguro, insisten las actuales autoridades, es una compañía de seguros sin médicos, sin hospitales e infraestructura dotada de una póliza y un catálogo de enfermedades que atiende en un reducido número de clínicas, y lo más grave, que en aquellos padecimientos que nos enferman y nos matan hoy día, los crónicos degenerativos, este seguro popular solo dispone de un fondo de gastos catastróficos que cubre solo 20 enfermedades caras”, denunció.
Fernández Leal, enfatizó que si bien el equipo de gobierno de Peña Nieto ha reconocido abiertamente que esta filiación desmedida del seguro popular saturó los servicios por falta de planeación y forzó edificaciones hospitalarias que operan al 60 por ciento, también se generó un problema laboral, hasta ahora irresuelto, “cerca de 70 mil médicos y enfermeras que han sido contratados pero que están en términos de una contratación irregular, todos ellos, médicos que atienden este fraudulento programa del Seguro Popular”.
En la reflexión, coincide la de Julio Hernández, el problema no radica sólo en el médico o en la relación médico-paciente. “Hay un sistema público en crisis, en enfermedad terminal. Los médicos son obligados a ser más ‘productivos’ y enfrentados a una cuantía de solicitantes de servicio que rebasa la capacidad personal de cualquier profesionista”.
“Lamentablemente, el gobierno entrante todavía no entra a criticar de fondo los problemasdel seguro popular”, declaró por su parte Gustavo Leal, destacando que “el seguro popular falla básicamente porque ejecuta un programa federalista en extremo centralizador y que termina con toda frecuencia en actos de corrupción”.
La respuesta del especialista y el mensaje a Enrique Peña Nieto desde hace un año es precisa:
“Esperamos que el equipo entrante no se quede nada más haciendo este diagnóstico que acabo de anticiparles sino que entre en los determinantes de fondo de este problema y que se atreva a cancelar este servicio para poner los recursos en las instituciones que sí están brindando aún en las condiciones en las que se encuentran, un servicio resolutivo, por supuesto el IMSS y el ISSTE”.
Para desgracia de tan respetable gremio y de una infinidad de sabios y humanistas practicantes de la medicina, advirtió Julio Hernández, “en el ánimo social existe una documentada insatisfacción en cuanto al servicio que se recibe en instituciones públicas y también en centros privados donde suele practicarse una despiadada visión de lucro.
Su conclusión es lapidaria, “el sistema nacional de salud pública se ha colapsado, con los recursos públicos convertidos en fuente de gran corrupción, sin los satisfactores adecuados (ni medicamentos ni equipo) y con una diaria producción de enojo creciente de los pacientes que se sienten cosificados, sujetos a consultas con cronómetro, y en casos concretos, con diagnósticos y tratamientos equivocados que pueden terminar con la muerte”.
Si bien los galenos en las calles han declarado no buscar cobijar negligencia en el caso delfallecimiento del menor de edad Roberto Edivaldo Gallardo Rodríguez, la salida que Enrique Peña Nieto es aún más complicada, pues no sólo se trata de evidenciar uno de los casos del sistema público de salud, sino del colapso total del mismo, que a decir de Fernández Leal, aún no se ha establecido una salida integral al problema.