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‘La Danza de la surRealidad y del Crowdfunding’ de Jodorowsky

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Ozwaldo ‘Wakko’ Florez / @cinemaniako 

[Cinegrafía 3.0]

Escena 2. Ext/Int. Tocopilla, Chile.

La Danza de la Realidad / Reseña

(03 de julio, 2014).- Alejandro Jodorowsky desata su silencio cinematográfico con imágenes delirantes, mutilados camuflajeados, infestado de metáforas y con diálogos teatralizados a su más puro estilo; él en sí mismo es un personaje y hace de ese personaje un chamán capaz de ascender bailando a su inmaculación, al mismo tiempo que desparrama la realidad a su punto más bizarro -y viceversa-.

“La Danza de la Realidad” (2013) no se despega ni un frame de las anteriores películas realizadas por Jodorowsky, fácilmente se puede realizar un tejido entre ellas: la pesadumbre del pasado, la pobreza (literal y del alma), la arrogancia y la alquimia, son los props que el psicomago decide utilizar para sus actos.

Si algún espectador se acerca por primera vez a las ‘curaciones’ del autodenominado ‘Ojo de Oro’, los más conservadores encontrarán en el film elementos surrealistas que les resultarán fastidiosos, y para los que ya conocen el estilo ‘jodorowskiano’, encontrarán un film más ‘dócil’. El guión de la surReal biopic está escrito a partir de su autobiografía homónima, en ella describe muchas de las secuencias y las actitudes de los personajes de la película de una manera más amplia (lectura obligada para los que se quedaron con un largo signo de interrogación en su rostro, o si sólo buscan algo con qué entretenerse). En ambas obras el autor interviene directamente para redimir su niñez, a sus padres y los golpes que la gente de su pueblo le dio.

Hablando un poco de los oficios del cine, en esta película es inevitable hablar de algunas decisiones que Jodorowsky tomó; una de ellas son los elementos hipersurreales en los que se apoyó, al tratarse de una biopic estos elementos parecieran hacer inverosímil el relato, pero creo que además de ser el estilo visual del director, los recuerdos que tenemos de alguna persona o situación determinada son imperfectos, ninguno de nosotros por más materia gris que poseamos somos capaces de recordar con total detalle, ¿alguno de ustedes recuerda claramente su secuencia favorita de la última película que vieron? Yo, en este momento trato de recordar la única parte en la que Sara (mamá de Jodorowsky) contiene el canto para recitar una frase al pequeño Alejandrito.

La elección de los actores, el personaje del padre (Jaime) interpretado por Brontis Jodorowsky, hijo mayor de Alejandro; la madre (Sara), a cargo de la soprano chilena Pamela Flores; y Alejandrito, por Jeremías Herskovits (su debut cinematográfico), son la prueba más palpable de que fue una elección intuitiva. Brontis hace suya la película, logra una tremenda interpretación con la dureza y autoritarismo que requería, lo odias y lo compadeces durante su metamorfosis. Por otro lado, la actuación histriónica de Pamela rompe completamente con el esquema (puede que sea la actuación menos interesante -de acuerdo a los dogmas del cine-), pero cumple con un propósito más allá del actoral. Alejandro ha expresado que es su personaje favorito, ya que su madre en la vida real: “fue una cantante de ópera fracasada”. El director quiso cumplir el deseo de su madre y justamente esa es la función que Pamela Flores cumple en este film con creces.

Un tema que no quiero dejar en el teclado, es el tema religioso. Alejandro lo aborda de una manera no menos escandalosa que la escena donde Sara, en un acto psicomágico cura a Jaime de una peste que azota Tocopilla. Jodorowsky durante toda la película te susurra: ‘Cree en lo que quieras, pero sé humilde’. Ees de agallas poner en un mismo plano la Santísima Trinidad y la Trinidad autoritaria (Stalin-Ibañez-Jaime Jodorowsky), como reflejo de lo que admiramos, lo que odiamos y lo que somos, y no sólo un reflejo; es una búsqueda incesante -que nada tiene que ver con encontrar la ‘fe’-, es más bien, una exploración donde se encontrará la fuerza necesaria para enfrentarse a sí mismo, tener la audacia de perdonar y de perdonarse.

Otro punto interesante es que el director, fiel a su ideología, decidió financiar este proyecto por medio del crowdfunding (cooperación monetaria por medio de internet), un método de financiación que está teniendo muy buenos resultados -no sólo en las artes-. El crowdfunding puede convertirse en la mejor alternativa para producir -y ver- más películas que no sean dependientes de los apoyos del IMCINE (que por lo general otorgan a las mismas productoras, a los mismos directores). La financiación colectiva es un tema que tendremos que abordar con calma en la siguiente Cinegrafía 3.0.

“La Danza de la Realidad” es una película que amas u odias. Procura verla sin prejuicios y sin tratar de encontrar todas las respuestas al final de la proyección, y aunque de manera aislada algunas escenas caen irremediablemente en una vanidad excesiva, cuando Alejandro logra unir los cabos sueltos convierte ‘su caos’ en una agradable poesía audiovisual. El regreso del cineasta nos hace ver que su corazón de niño siempre encontrará un compás con el que pueda hacer bailar a su surRealidad.

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