(01 de enero, 2015).- El dos de septiembre, estudiantes de la asamblea politécnica de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) plantel Zacatenco, mostraban sus primeras inconformidades tras analizar el nuevo plan de estudios que sería aprobado en el Instituto Politécnico Nacional. Sería quince días después cuando al parar actividades, darían pie a que otras escuelas de la casa de estudios hicieran lo mismo.
Un día después de que el Consejo Técnico Consultivo del Instituto Politécnico Nacional (IPN) publicó el nuevo reglamento interno del instituto, cerca de 50 mil politécnicos tomaron las calles para pedir como primer punto la derogación de los planes de estudio y el reglamento escolar, en un acto masivo, los estudiantes abarrotaron la Plaza Roja en Zacatenco.
La salida de las masas a las calles el 25 de septiembre llevarían a plantear un pliego petitorio que a lo largo de las movilizaciones se iría modificando, y es que la fuerza del movimiento estudiantil lograba hacer temblar al gobierno peñanietista que comenzaba a enfrentarse al caso de la detención y desaparición de los 43 normalistas en el municipio de Iguala, Guerrero. El IPN había despertado.
Un día más tarde, la entonces directora de la institución, Yoloxóchitl Bustamante, declaró que el movimiento era financiado por grupos externos a la escuela y que no todos los participantes eran estudiantes.
En ese momento, dijeron los estudiantes, Yoloxóchil Bustamante “dejó de ser nuestra directora el día que nos desconoce como comunidad”.
Como leña al fuego, las declaraciones llevaron a que la renuncia de Bustamante se tornara en una de las demandas centrales del movimiento. Cuestión de días tomaría el abandono de Bustamante de la institución.
Fue así como se constituyó una Asamblea General Politécnica que tomaría decisiones centrales del movimiento que se acrecentaba a pesar de varios días de paro escolar en la totalidad de las instituciones.
Una segunda marcha multitudinaria marcaría parte del destino del movimiento.
Con un rostro amigable, Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, recibió a las decenas de miles de jóvenes afuera de la dependencia federal. Sin embargo, ante la confusión de miles, los jóvenes presentes reviraron a quien con sonrisas buscaba la empatía de los inconformes: “Osorio Chong respondió por la presión del movimiento, no por su buena voluntad”.
Entonces, el tema de Ayotzinapa subió al templete y como demanda juvenil, la aparición con vida de los 43 normalistas se sumó al cauce politécnico que sólo fue contestado por Osorio Chong con una prórroga nerviosa entre la lluvia; el telón peñanietista se había caído.
Lo que parecía agilidad peñanietista para resolver el conflicto politécnico se fue desmoronando. REVOLUCION TRESPUNTOCERO documentó cómo Miguel Ángel Osorio Chong habría pactado la desmovilización dentro del IPN con grupos de choque, estrategia que simplemente fue fallida.
Tras 67 días y nueve mesas de diálogo, el reglamento interno y los planes de estudio fueron cancelados sin haber entrado en vigencia. La directora fue destituida y el compromiso para realizar el Congreso Nacional Politécnico quedó firmado el pasado 5 de diciembre, día histórico para la comunidad estudiantil del politécnico y dentro de las luchas estudiantiles mexicanas.
Del mismo modo se anunció la creación de la Defensoría de los Derechos Politécnicos y un órgano interno para la vigilancia, eliminando con ello la presencia de la Policía Bancaria e Industrial en los planteles, así como la eliminación de pensiones vitalicias para ex directores que ahora deberán ser destinados para becas y mejoramiento de la infraestructura.
“Hemos venido a tomarlo todo, porque los derechos no se piden, se exigen”, advirtieron los politécnicos el día de la firma de acuerdos.