En un país desigual, donde hay una inequidad en la distribución de la productividad que ha ocasionado que por más de 30 años el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) sea mediocre y no alcance los niveles de un país emergente; con una economía estancada y un crecimiento exponencial de la pobreza; con una moneda devaluada –este lunes, el dólar libre llegó hasta 16.14 pesos-, Enrique Peña Nieto inauguró la Cumbre Internacional de Productividad, que lleva a cabo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en conjunto con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Durante la Cumbre, este lunes destacó que el sector público mexicano tiene que “apretarse el cinturón”, ante la coyuntura de menores ingresos petroleros, para lo cual se conforma el presupuesto “base cero”. El titular de la SHCP, Luis Videgaray, advirtió que el sector público tiene la obligación y el imperativo de volverse más productivo. Agregó que no basta con impulsar mayor productividad en las empresas y los trabajadores, pues el sector público tiene que hacer su parte. El funcionario prometió que “no vamos a financiar los menores ingresos ni aumentando los impuestos, ni creando nuevos impuestos y mucho menos incrementando el endeudamiento público”. Lo anterior independientemente de que provoca dudas se inscribe en tiempos que anteceden a un año electoral que marca el cambio en ya prácticamente la mitad del territorio nacional y se significa como antesala de la sucesión.
México crece a niveles por debajo de su potencial, nos lo han dicho una y otra vez en foros nacionales e internacionales, y se ha sometido al país a un sin fin de reformas que lejos de aliviar la situación ha agudizado los malestares. Mientras industrias como la automotriz y aeroespacial –que no son sino maquiladoras- se desarrollan desde el Bajío hasta el norte del país, otros sectores y entidades como el comercio al menudeo y el gastronómico se encuentran estancados en Chiapas, Guerrero y Oaxaca, en donde toda la producción escasea, inclusive las que se tenía antaño relacionada con el campo, con el turismo, con la pesca.
Además, la falta de una política industrial ha provocado decrementos en la productividad. El promedio anual de este indicador ha sido de menos 7.6 por ciento, de 1990 a 2014. Adicionalmente el PIB mexicano ha crecido 2.4 por ciento, mientras que Brasil 3.1 por ciento, Chile 5.1 por ciento y China 10.3 por ciento.
Ahora, el responsable de las finanzas del país, Luis Videgaray, sostiene que en el país se debe adoptar una política pública moderna y productiva, lo que nos lleva a pensar que en más de dos años la política reformista del peñanietismo no ha ido encaminada a ese fin sino a la de convertir los bienes públicos en renta privada para una clase política y económica privilegiada.
En las tres últimas décadas, la asignatura pendiente del país es el fortalecimiento de la productividad, la creación de empleos y la mejora salarial, además del desafío que representan la baja en el precio internacional del petróleo y la normalización de la política monetaria en Estados Unidos, junto con un entorno global complejo poco favorable para el crecimiento de los países emergentes.
PRODUCTIVIDAD POR DECRETO
Hasta ahora, lo que la administración federal ha ofrecido para impulsar la productividad y el crecimiento económico son solo promesas. Según el acuerdo de Certidumbre Tributaria hasta el 2018, no se propondrán durante el resto de la administración incrementos en los impuestos existentes. No obstante, Luis Videgaray ha dejado entrever la posibilidad, “si los márgenes macroeconómicos lo permiten” y los ingresos fiscales juegan a favor de las finanzas públicas, “se pueden generar incentivos nuevos, particularmente, en la inversión y el ahorro”.
Para tal efecto, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público mantiene un diálogo abierto con la iniciativa privada, especialmente con el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) para poder realizar modificaciones al marco fiscal vigente, cuyos resultados se darán a conocer cuando se presente el Paquete Económico 2016 antes del 8 de septiembre con la nueva Legislatura. Y en esa misma línea, la de ofrecer saliva en lugar de acciones concretas y eficientes de gobierno, el presidente Enrique Peña Nieto anunció que enviará al Congreso de la Unión una iniciativa que proponga medidas para elevar la productividad y el crecimiento económico de las zonas del país que registran el mayor rezago social, económico e incluso político. Explicó que el objetivo es aprovechar mejor los recursos económicos y elevar a nivel nacional los indicadores de la productividad, los cuales no han crecido al mismo ritmo que lo hace la economía del país, sino que ambos han decrecido.
Para la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), México requiere elevar la inversión enfocada a la innovación y desarrollo para lograr un incremento de la productividad y así un mayor crecimiento y mejores niveles e vida para la población. La inversión muestra una debilidad desde el inicio de la crisis de 2008, pues los flujos globales de inversión extranjera directa del año pasado fueron 40 por ciento por debajo de los flujos de 2007 a nivel mundial y en la OCDE todavía están por debajo del nivel pre-crisis, explicó José Ángel Gurría, su titular.
“No podemos aspirar a un mayor crecimiento si no tenemos inversión y si no tenemos inversión no podemos aspirar a mayor tecnología, a mayor productividad. México lamentablemente no es la excepción en esta materia”, dijo Gurría, quien consideró que la inversión es el fundamento de la innovación y la adopción de tecnologías, y agregó que las políticas para aumentar y democratizar la productividad son ahora más necesarias que nunca.
En la Cancillería mexicana, donde se desarrolla la Cumbre Internacional de Productividad, se anunciaron dos iniciativas de cooperación internacional, enfocadas a implementar políticas públicas que eleven la productividad y el intercambio de mejores prácticas. Una, es el Consejo Iberoamericano para la Competitividad y la Productividad, conformado por empresarios de España, Portugal y América Latina, para el estudio, análisis y elaboración de propuestas. La otra es la red de Productividad, que será un foro de discusión de políticas públicas para elevar la productividad y el intercambio de mejores prácticas.