Valentina Pérez Botero/ @vpbotero3_0
(16 de junio, 2013).- La producción de energía eléctrica se debate en el costo –cuál método es más barato–, en la fiabilidad –cuál puede dar energía suficiente y sostenida– y, en último lugar, el impacto ambiental. Las energías renovables, como la eólica y la solar, entraron a competir en el último rubro: procedimientos menos contaminantes que el carbón, por ejemplo, aunque su costo, debido a la batería y al sistema de respaldo (en caso de carencia de viento o de sol), encarecían el precio del kilowatt.
Expertos en la materia aseguran que una comercialización más amplia de la energía solar ayudaría a abaratar la batería necesaria para su funcionamiento (el resguardo de la energía) y su masificación. Se calcula que en el mundo viven más de dos mil millones de personas sin luz eléctrica y la energía solar, que puede trabajar de manera autónoma del tendido de energía eléctrica convencional, podría dotar a esas personas del servicio.
El interés radica tanto en la reducción de costos como en el potencial económico que significaría para las empresas del rubro abastecer de luz a esas millones de personas.
En la feria Intersolar Europe, realizada en Munich, Alemania a finales de junio de 2013, se evidenció el interés que existe por perfeccionar y abaratar los costos de las baterías para el almacenaje de energía solar. Los expertos vaticinan un boom de esta tecnología para el 2020 que puede resultar en un uso más extendido de las energías renovables.
