Lo llaman “corta-pega” genético porque con esta técnica se pueden borrar, añadir o cambiar genes a voluntad. En definitiva, editar cualquier forma de vida. La técnica nació hace tres años, pero ha sido en 2015 cuando el éxito de varios experimentos ha demostrado que la revolución ya estaba en marcha. El último empujón se lo ha dado la revista “Science”, una de las «biblias» de la ciencia, eligió a CRISPR-Cas9 -el nombre técnico de la herramienta de manipulación genética- como el hallazgo del año. La tecnología también recibió el reconocimiento del último Premio Príncipe de Asturias de Investigación.
Pero ¿para qué sirve en realidad esta técnica de nombre impronunciable? Las posibilidades son infinitas y quizá no han hecho más que asomarse ante nuestros ojos. Desde mejorar cultivos para que soporten plagas y sequías, conseguir animales más productivos en las granjas o curar enfermedades que hoy son incurables como la hemofilia, la distrofia muscular, el cáncer o el sida. Su lado oscuro es que también permite traer al mundo bebés de diseño. Y todo con una fórmula sencilla y económica.
Luchar contra el envejecimiento
El científico Juan Carlos Izpisúa, que trabaja con edición genética desde su laboratorio en La Jolla (California), también cree que podría ayudar al ser humano a revertir o retrasar el envejecimiento. «Podremos introducir o manipular ciertas variedades genéticas protectoras contra determinadas enfermedades para aumentar la esperanza de vida», explica.
Órganos humanos incubados en animales
El laboratorio de Izpisúa se utiliza el sistema CRISPR como herramienta para generar modelos de enfermedades genéticas humanas y corregirlas a nivel celular. Otro proyecto revolucionario en el que trabajan es en la generación de órganos humanos en cerdos como alternativa a la utilización de hígados, corazones o pulmones de donantes. Se trata de convertir al cerdo en una incubadora de órganos humanos y para ello el primer paso es impedir que el cerdo desarrolle sus propios órganos. En este caso, la técnica sirve para editar los embriones porcinos y quitar, por ejemplo, el gen responsable de las células beta del páncreas, para impedir que evolucione. Después se inyectan células humanas para que repueblen el lugar que ha dejado el gen ausente.
Contra el cáncer y el VIH
Ya hay intentos para tratar con la edición de genes el VIH y el cáncer, al transformar las células cancerígenas más sensibles a la quimioterapia y conseguir que el tratamiento sea más eficaz. También se investiga en soluciones para la distrofia muscular y enfermedades como la hemofilia. El objetivo es sustituir el gen enfermo por el sano. El “corta-pega” sustituiría a la terapia génica, la herramienta con la que hace años se soñó con corregir la mayoría de las enfermedades genéticas.
Niños “a la carta”
Igual que se corrigen genes enfermos en organismos adultos, se podría ir un paso más lejos y evitar el nacimiento de niños con enfermedades hereditarias. Esto es posible modificando los genes de un embrión o del óvulo de la futura madre. Para corregir el gen defectuoso se necesitaría someter a los futuros padres a un tratamiento de reproducción asistida y eliminar la mutación que provoca la enfermedad en el embrión antes de implantarlo. Ahora solo se pueden desechar los embriones enfermos e implantar los sanos. Si se conocen genes específicos relacionados con el color de ojos, la estatura, la resistencia física o la inteligencia se podrían intentar cambios para traer al mundo niños a la carta. A la comunidad científica le preocupa mucho cómo afectarán los cambios en la línea germinal, cambios que se arrastrarían en las siguientes generaciones. Más allá de implicaciones éticas, tampoco se tiene una certeza sobre su seguridad. Por eso, se está pidiendo una moratoria en su aplicación en Estados Unidos y la UE.
Vacas sin cuernos y mosquitos sin malaria
Ya se han manipulado mosquitos, con edición genética, para que no puedan ser portadores del parásito que causa la malaria. A falta de una vacuna eficaz, será una nueva fórmula para luchar contra una de las grandes infecciones. También se ha conseguido el nacimiento de reses sin cuernos que transmitirán esta característica a su prole.
Cacahuetes, a prueba de alérgicos
Hay quien ve en el «corta-pega» una solución al hambre en el mundo, con cultivos a prueba de plagas y condiciones meteorológicas adversas. Y quizá una opción para las personas con alergia a los frutos secos e intolerantes al gluten. La tecnología facilita la creación de organismos modificados genéticamente y en este caso podría ayudar a los alérgicos.