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Tortura autorizada: Le aplicaron inyección letal y algo salió mal, murió 40 min después

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(2 de mayo, 2014).- El pasado 29 de abril en el estado de Oklahoma, Estados Unidos se pretendía ejecutar mediante la inyección letal al preso Clayton Lockett, sin embargo, la operación falló y éste recupero la conciencia al punto que testigos afirman que pronunció algunas palabras e incluso levantó la cabeza, para luego comenzar a convulsionarse y morir 40 minutos después a causa de un ataque al corazón, por ello la ONG Human Rights Watch (HRW) denunció que este “experimento fallido” debe ser erradicado.

La fallida ejecución de Locket, sentenciado por asesinato en 1999, fue considera como “un caso de tortura autorizada por el gobierno, en palabras de Antonio Ginatta, director de incidencia del programa sobre EE.UU. para HRW, quien también mencionó que “las personas declaradas culpables de delitos no deberían ser utilizadas como blanco para los macabros experimentos de un estado”.

El proceso aplicado al sentenciado es conocido como de tres fármacos, pues en primer instancia se ministra el medicamento midazolam para causar inconsciencia; el segundo bromuro de vecuronio que detiene la respiración; y cloruro de potasio finalmente para detener el corazón. No obstante, el primero no fue aplicado correctamente y causó la fallida ejecución.

La situación es más grave de lo que parece, pues de acuerdo al Departamento de Correcciones de Oklahoma, el protocolo de los tres medicamentos nunca antes se había aplicado en la entidad, y se sabía que el tiempo estimado para que un preso fuese declarado muerto, era de 6 a 12 minutos, muy distante a lo ocurrido.

Debido a que cada vez es más difícil obtener los fármacos para la inyección letal, la ley en Oklahoma ha prohibido difundir la identidad de los proveedores. Por otra parte, un tribunal del mismo estado determinó que tal legislación violaba  defensa constitucional frente al castigo cruel, pero el fallo del Tribunal Supremo permitió que se efectuara la ejecución de Locket.

Este caso ha trascendido de tal manera que la gobernadora ordenó que otra ejecución programada ese misma noche se suspendiera al menos por 14 días, tiempo en el que revisarán los procedimientos utilizados.

Mediante una pequeña nota, HRW manifestó su rechazo por la pena de muerte pues consideran que no es compatible con la dignidad inherente de las personas y  “representa una forma de castigo única por su crueldad e irreversibilidad”. Al tiempo que mencionaron es un castigo “universalmente plagado de arbitrariedades, prejuicios y errores”.

En lo que va del año, 20 personas han sido ejecutadas en EE. UU. incluido Locket, quien fue el último preso sobre el cual se probó un nuevo protocolo de inyección letal.  En enero pasado, en Ohio un hombre fue ejecutado con un cóctel de medicamentos sin examinar, en el proceso el sentenciado emitió sonidos a lo largo de 10 minutos e incluso se alcanzó a escuchar cuando dijo “siento cómo me arde todo el cuerpo”, antes de morir.

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