Por: Redacción
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Durante las últimas tres décadas la degradación ambiental se ha incrementado en Iberoamérica y esto ha motivado que la sociedad civil y de manera especial los jóvenes, expresen su preocupación y realicen importantes acciones para resolver este problema en sus comunidades.
Hay una gran cantidad de asociaciones juveniles que tienen un enfoque de trabajo con el medio ambiente en diversos temas que incluyen gestión del agua, la mitigación de la contaminación atmosférica, el manejo de la basura, la reforestación, la preservación de los ecosistemas y la biodiversidad, etcétera.
En la Cumbre de Johannesburgo de 2002 las organizaciones sociales juveniles tuvieron una participación relevante y se comprometieron con diversas acciones que actualmente se ejecutan en toda la región.
Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente natural y construido es una cuestión estratégica para asegurar el hábitat humano y la viabilidad de las sociedades. Se trata de una cuestión política, ética y cultural para brindar la debida importancia a usar y conservar los recursos naturales indispensables para el desarrollo humano y el crecimiento económico, sin comprometer su existencia y su beneficio para las futuras generaciones.
El desarrollo sostenible requiere la co-responsabilidad entre las generaciones, pues ninguna generación debería poner en riesgo el legado de recursos naturales que merecen disfrutar todos los habitantes del planeta en cualquier momento.
El impacto ambiental de la actividad humana nunca antes había amenazado tanto la preservación de los recursos naturales. Lo que está en riesgo cuando se habla de cambio climático o deterioro de los ecosistemas, es el hábitat humano y con ello la viabilidad de las sociedades.
Brasil, Colombia, México, Perú y Ecuador pertenecen al grupo de los 12 países megadiversos del mundo, donde se concentra el 70% de la biodiversidad del planeta. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) y la Cumbre de Balí convocada por Naciones Unidas en 2007, sostuvo la siguiente conclusión respaldada con evidencia científica: el clima del planeta está en proceso de cambio y ello se debe a la actividad humana
Se estima que en América Latina y el Caribe se encuentra entre el 18% y 26 % del total de carbono contenido en ecosistemas boscosos. Su pérdida agravaría seriamente el cambio climático global.
Las decisiones que deberán afrontar los jóvenes de hoy deberán resolver el dilema de hacer crecer la economía y generar los empleos necesarios sin poner en riesgo la sostenibilidad del medio ambiente, lo cual incluye la responsabilidad humana sobre la vida de las demás especies de flora y fauna.
La situación convoca a incorporar una educación ambiental en todos los sistemas educativos, tanto en el medio urbano como el rural. Los desafíos en la materia requieren de jóvenes dotados de una capacidad prospectiva para ponderar cómo cada compra, cada desplazamiento o cada material utilizado, tiene consecuencias directas con la disminución o aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, o con el incremento del residuo sólido y la contaminación, así como con la gestión del agua.
Será en los próximos años que la responsabilidad de la mitigación de daños ambientales, así como la creación de políticas públicas o la invención de medidas precautorias ambientales, sean creaciones de jóvenes que el día de hoy, enfrentan la batalla contra el daño climático que ha sido creado por muchas generaciones que los han antecedido.