(10 de mayo, 2019. Revolución TRESPUNTOCERO).- “Hijo, escucha, tu madre está en la lucha”, fue una de las múltiples consignas que se escucharon en la octava marcha de las madres y familiares de desaparecidos para pedir al Estado mexicano que se haga justicia a los miles de afectados en el tema.
Desde antes de las nueve horas poco a poco diversos colectivos, así como familias enteras comenzaban a ocupar un espacio en la explanada del Monumento a la Madre, en las jardineras del lugar fueron pegadas hojas con los rostros de todos de los desaparecidos.
Los asistentes colocaron entre los postes de la explanada una cuerda donde colgaron imágenes de sus seres queridos, Jessica, Manuel, Alejandro, Benjamín, José, Pedro, eran algunos de los nombres que se podían leer sobre la soga, la lista era muy larga y algunas personas decían que faltaba colocar más, pero el espacio ya no lo permitía.
En la explanada cada familia, cada colectivo mostraba ante las cámaras de los medios de comunicación el rostro de los hijos desaparecidos, muchos casos, de acuerdo con los testimonios de las personas, tenían que ver con desapariciones forzadas en donde se señalaba al Ejército y a la policía.
Los oradores en el Monumento a la Madre pedían a los asistentes que comenzaran a dirigirse a la avenida Insurgentes para dar inicio a la marcha. Los rostro de dolor y tristeza por parte de los familiares por unos minutos cambiaron para exigir por medio de consignas justicia.
Cada madre, cada familia, cada colectivo dejaba ver las pancartas, lonas, mantas con los rostros de los de sus desaparecidos, incluso varias personas usaban uniformes blancos con la leyenda “¿a dónde van los desaparecidos?” en alusión a la canción del panameño Rubén Blades.
“Ausentes pero no olvidados gritaban algunos”, integrantes de un colectivo que viajó desde Chihuahua para estar presentes este 10 de mayo en la marcha. Los asistentes vinieron de diversas zonas del país, Hidalgo, Veracruz, Tamaulipas, Coahuila, todos con la esperanza de que el gobierno del presidente López Obrador los pueda apoyar.
Ni Felipe Calderón ni Enrique Peña Nieto hicieron nada para atender la problemática de las desapariciones forzadas y las múltiples violaciones a los derechos humanos, que no sólo han sido exclusivos de sus administraciones, pero que fueron notorias y difíciles de ocultar.
Una vez que la marcha llegó al Ángel de la Independencia una de las oradoras recordó que las desapariciones en México comenzaron como un control político-social por parte del régimen del PRI, reconociendo la labor del Comité Eureka, nacido en 1977, que reclamó la desaparición de múltiples líderes sociales e incluso miembros de la agrupación guerrillera Liga Comunista 23 de Septiembre.
Conforme llegaba el contingente entre los asistentes se podían escuchar un sinnúmero de historias de dolor, entre ellas la de la coahuilense Griselda Ivonne García Zapata, quien narra a Revolución TRESPUNTOCERO que su hermano Carlos Gerardo fue desaparecido el 31 de octubre de 2008.
“Ya son más de 10 años que lo estamos buscando, en todo este tiempo hemos acudido a todos los niveles de gobierno, las autoridades han sido omisas, les hemos dado elementos para investigar y no hacen nada porque ellos fueron los facilitadores para la desaparición forzada”, dice desencajada.
Griselda explica que ya son más 40 mil víctimas por concepto de desaparición forzada, por lo que “le pedimos e este nuevo gobierno que haga la declaración de emergencia nacional contra la impunidad, contra la desaparición forzada y atienda lo que ocurre en los semefos. Este gobierno prometió que se iba a emplear un mecanismo de ayuda internacional de búsqueda porque las administraciones anteriores fueron los responsables, no podemos seguir pensando que este gobierno va a poder solo en este tema”.
Los testimonios del horror vividos en el país por los asistentes continuarían, así lo dejaría ver el padre dominico José Raúl Vera de la diócesis de Saltillo al tomar el micrófono en las escalinatas del Ángel de la Independencia.
El sacerdote manifestaba en su discurso que en México había una tradición de violación a los derechos humanos, así como también a las desapariciones forzadas, Vera daba cuenta de que este fenómeno de manera notoria tenía su comienzo en la guerra sucia de los setenta en el periodo presidencial del ex mandatario José López Portillo.
“México ha vivido años de injusticias por parte de los malos gobiernos que han criminalizado a muchísimos inocentes, todo esto ha sido con el fin de tener un control social y las autoridades han sido cómplices de todo este desastre. Hoy además de los desaparecidos hay, al menos, 26 mil cuerpos sin identificar en los diversos semefos del país”.
El encargado de la diócesis de Saltillo pedía al gobierno de Andrés Manuel López Obrador que se atienda en cuanto antes el fenómeno de las desapariciones forzadas y una solución para que se identifiquen los cuerpos a los que se encuentran en los semefos.
También, el padre solicitaba de forma pública que el Fiscal General de la República Alejandro Gertz Manero se encargara del tema, ya que “estamos viviendo una verdadera emergencia”.