(09 de enero, 2016. Revolución TRESPUNTOCERO).- México vive una crisis donde la impunidad es reconocida en todos los niveles políticos, pero lamentablemente continúa, aunado a ello va la represión que ha resultado una costumbre, lo que significa una violencia personal y estructural legitimada por la violencia cultural (basado en el triángulo de Galtung); en este caso la entidad de Morelos no se ha salvado, la cual está sumergida en el caos y últimamente se ha envuelto en una “lucha” y “show” entre dos personajes que juegan a ser políticos.
Con estudios truncos de primaria, Cuauhtémoc Blanco Bravo dedicó su vida al futbol profesional en donde se convirtió en una de las figuras del balompié nacional como jugador del América y seleccionado nacional, sin embargo, de manera sorpresiva anunció su retiro de las canchas a los 41 años de edad para dedicarse al mundo de la política, rubro que desconoce completamente, aunque producto de la fama que tiene, ganó las elecciones para el Ayuntamiento de Cuernavaca, Morelos.
Abanderado por el Partido Social Demócrata (PSD), Blanco Bravo ganó las elecciones del pasado 7 de junio en Cuernavaca de forma inesperada para la opinión pública nacional, no obstante, el hartazgo de la ciudadanía cuernavacense hacia los partidos políticos tradicionales provocó que el inexperto e irascible ex futbolista se convirtiera en el presidente municipal de la ciudad más importante de Morelos.
Cuauhtémoc Blanco es conocido por su temperamento, pues durante su etapa como futbolista protagonizó varios conatos de bronca con otros jugadores, situaciones que provocaron sus expulsiones, aunado a que incursionó como actor en una telenovela de Televisa, cuya participación fue mínima.
El llamado hijo “prodigo” de Tepito fue uno de los mejores futbolistas de México, sin embargo, en la política ha demostrado poca capacidad para atender los problemas de la ciudadanía como alcalde, pues sólo ha protagonizado una guerra mediática con el gobernador perredista Graco Ramírez.
Desde el pasado 7 de junio cuando ganó las elecciones, Blanco demostró su escaso léxico al asegurar que “se chingó” a sus rivales en los comicios, asimismo se ausentó de la ceremonia de entrega de constancias de mayoría que lo acreditaba como alcalde electo, y tampoco visitó Cuernavaca durante los últimos seis meses, al preferir vacacionar y casarse.
A su regreso en la toma de protesta oficial como alcalde de Cuernavaca, rechazó el mando único implementado por el gobierno de Graco Ramírez desde 2013, pues aseguró que los índices de violencia se han incrementado desde entonces, no obstante, un día después la alcaldesa de Temixco, Gisela Mota, fue asesinada presuntamente por integrantes del grupo criminal de “Los Rojos”.
Por ello, Graco anunció por decreto la implementación del mando único en el estado, además, señaló que el nuevo alcalde de Cuernavaca es apoyado por el grupo criminal de los “Guerreros Unidos”, cuyo presunto líder sería el hermano del cantante finado Joan Sebastián, Federico Figueroa.
Blanco ha sido criticado por la conformación de su gabinete y su actitud violenta en contra del mandatario morelense, a lo cual el nuevo munícipe ha negado haber amenazado al gobernador, por lo que abrió la puerta para iniciar el dialogo al aceptar el mando único.
Para los medios críticos de Morelos, Blanco es sólo un títere del PSD, partido que lo postuló como candidato con la promesa de no molestarlo con problemas relacionados con la política, por lo que se avecina uno de los trienios más mediáticos para la ciudad de la eterna primavera.
Y si bien el “Cuau” se ha lanzado a la política sin tener conocimiento, como lo hizo cuando jugaba en el Real Valladolid y estaba en terapias para recuperarse de una lesión, su doctor lo mandó a meterse a la piscina, el futbolista lo hizo sin saber nadar y tuvieron que sacarlo porque se estaba ahogando, Graco Ramírez no se queda atrás pero él es el que ahoga al estado de Morelos.
El priista, disfrazado del sol azteca, llegó a gobernar Morelos en 2013 y hasta este 2016, la entidad está envuelta en el caos, donde como todo asociado de la élite política, busca su beneficio sin importar el bienestar del pueblo y quien sabe que es ineficiente y aplica tácticas desesperadas con el fin de intentar controlar la región, el último caso es la imposición del Mando Único, definido por especialistas y la sociedad como el organismo que más violenta los derechos humanos, e impuesto después del feminicidio de la alcaldesa de Temixco, Gisela Mota. Imponer
Para la sociedad y periodistas como Alberto Mújica, Graco Ramírez, quien llegó “apoyar” a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y después se arrodilló ante el títere de Peña Nieto, es un mercenario político con un gran historial de corrupción, dispuesto a ser usado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Su historial en el gobierno demuestra cómo ha vivido de los recursos públicos en diferentes cargos, como en la dirección de tránsito y transportes, en la Lotería Nacional, en la Secretaría de Desarrollo Social, en la Secretaría de Gobierno del Distrito Federal; en la nómina de Morelos, invitado por el entonces gobernador panista Sergio Estrada, para hacer estudios hacendarios y proyectos conceptuales supuestamente para la Secretaría del Medio Ambiente, fue senador de la República.
Después buscó regresar a Morelos y se postuló como candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para la gubernatura de Morelos, donde entre tantas promesas como tradicional político mexicano, se comprometió a invertir en seguridad; a los cinco días de tomar el mando se registraron serias irregularidades, entre ellas, las violaciones a la Ley de Deuda Pública del Estado.
En 2013 la Coordinadora Morelense interpuso una denuncia ante el Congreso estatal, debido a que Graco Ramírez había desviado mil 853 millones de pesos, presupuesto según destinado a obras que nunca existieron y acciones improcedentes; está es una de las tantas acciones de desvío que sólo confirmó que el grave daño que el perredista ocasionó a la economía de la entidad.
Por otra parte el manto de violencia en Morelos es cada vez es más grueso, fue en 2014 cuando Graco confesó que el crimen organizado había intentado seducirlo, pero que él “no aceptó” y aseguró combatir la inseguridad, sin embargo, más de 30 mil ciudadanos acompañados de organizaciones sociales como Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, denunciaron que en la entidad al menos al día habían 5 secuestros, situación de violencia e impunidad que los tenía “hasta la madre”.
A está ola de violencia se suman los más de 103 feminicidios cometidos desde 2013 hasta abril de 2015 donde las organizaciones acusaron al perredista de minimizar y ridiculizar dicho delito, lo cual también se califica como violencia institucional, un caso más de la imperante descomposición en Morelos.
Y para seguir con el modelo priista, el gobernador de la entidad ha incentivado los proyectos que vienen acompañados de las empresas trasnacionales, como el de Huexca, el cual implica una termoeléctrica, la cual es calificada por los habitantes y organizaciones como un proyecto que viola los derechos humanos y afecta el medio ambiente; al mismo tiempo que presentaba inconsistencias legales, como la firma de un permiso que nunca otorgó la comunidad ejidal de Anenecuilco, con el fin de dejar el camino abierto en el campo jurídico a las manos extranjeras.
Otros casos recientes fue el hallazgo de la fosa clandestina con al menos 150 cadáveres y la ejecución de la alcaldesa Gisela Mota, hecho violento que ha sido calificado por políticos como una estrategia fallida del gobierno federal donde no existen las condiciones para gobernar.
Graco Ramírez no se ha caracterizado por ser un político de izquierda en defensa del pueblo, al contrario se ha aprovechado de él en todos los ámbitos para sus propios beneficios y el de su jefe, el PRI, al igual que Cuauhtémoc que sigue siendo un jugador no profesional de la política.