El mediocre desempeño económico preocupa a lideres políticos y dirigentes empresariales del país. No hay confianza en el gobierno de Enrique Peña Nieto ni en la capacidad de su gabinete. La inconformidad crece en todo el territorio nacional y en todas las clases y grupos sociales. No hay respuestas de fondo a los problemas de desigualdad, exclusión, pobreza e impunidad. La gente se está desesperando y hay riesgos de que tomen posturas radicales, antisistémicas o abstencionistas.
La preocupación oficial la exhibió el lunes el propio dirigente nacional del PRI, César Camacho Quiroz, tras una reunión con el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, durante la Convención de Turismo 2015 de la Concanaco. Admitió que “hay preocupación sobre el tema económico; México necesita crecer mucho más, necesita que el mercado interno se active, necesita que las reformas transformadoras, especialmente las de carácter económico, empiecen a dar resultados mucho más apreciables”.
A su vez, el dirigente nacional del PAN, Gustavo Madero, aceptó estar muy preocupado porque el gobierno federal que encabeza Enrique Peña Nieto no está tomando buenas decisiones por lo que el nivel de confianza de los empresarios, consumidores e inversionistas es bajo. Agregó que “hay mucha preocupación por la falta de compromiso de este gobierno con el combate a la corrupción, la impunidad y con la transparencia y rendición de cuentas”.
El tema económico es una de las centrales preocupaciones de la administración de Enrique Peña Nieto, que no encuentra la fórmula para detonar el potencial del país. El lunes, el presidente se reunió con los integrantes de su gabinete, a quienes los exhortó a intensificar sus actividades a fin de concretar los objetivos comprometidos para este año con la población, y de esa manera favorecer el crecimiento económico.
Los integrantes del gabinete peñanietista han fallado totalmente en cumplir los objetivos comprometidos para concretarse este año: no hay un fortalecimiento del respeto a la ley y a los derechos humanos. De hecho ha crecido la desconfianza general hacia los órganos de administración y procuración de justicia. Las reformas estructurales no han dado los resultados esperados, por decirlo amablemente, han quedado mucho a deber. No ha avanzado ni la transparencia ni el combate a la corrupción. La impunidad impera desde Los Pinos, pasando por la “Casa Blanca”, Malinalco y las lujosas residencias de Lomas de Chapultepec. La construcción de infraestructura se vio afectada por los recortes presupuestales. El combate a la pobreza no ha dado resultados y ésta se ha ampliado al igual que el desequilibrio regional.
Las previsiones sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del país se reducen día con día. El Banco de México anunció este martes que las previsiones para el crecimiento de la economía mexicana en 2015 y 2016 se ajustan a la baja. Para el 2015, el intervalo de crecimiento para el PIB se revisa de uno de 2.5 a 3.5 por ciento a uno de 2.0 a 3.0 por ciento. Para 2016, se modifica el intervalo para la tasa de expansión del PIB de uno de entre 2.9 a 3.9 a uno de entre 2.5 y 3.5 por ciento. El intervalo estimado para 2015 ya había sido modificado en dos ocasiones toda vez que inicialmente se ubicaba entre 3.2% y 4.2%, y luego bajo a entre 3% y 4%, para situarse entre 2.5% y 3.5%. El bajón es considerable.
El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, explicó que un mayor debilitamiento de la actividad en Estados Unidos, aumento de la volatilidad en los mercados financieros, así como la disminución adicional en la producción nacional de petróleo y la “debilidad” en la confianza de los consumidores y de los empresarios fueron las razones por las que el banco central decidió reducir su previsión de crecimiento.
Pero los funcionarios peñanietistas no deberían de quejarse de eso, pues es en lo que se han ocupado: en hacer más dependiente a la economía de México de la de Estados Unidos; de acabar con Pemex y entregar la riqueza petrolera a las compañía internacionales privadas; y en debilitar la confianza de los consumidores y empresarios con sus erráticas políticas económicas y tributarias.
Los riesgos para el crecimiento de la economía mexicana “se han venido materializando”, subrayó el funcionario. Destaca que la plataforma de producción petrolera ha continuado disminuyendo y hay gran incertidumbre sobre su evolución futura. Además, la actividad económica de Estados Unidos se vio afectada negativamente en el primer trimestre del año, en parte por factores temporales, y en un contexto de apreciación del dólar, se revisaron a la baja las expectativas de crecimiento estadounidense para todo el año.
El ajuste al crecimiento económico del país se deriva del recorte de 124 mil 300 millones de pesos al gasto público anunciado por la SHCP, que se recargó precisamente en Pemex y la CFE; el efecto de la menor demanda extranjera de manufacturas; las significativas caídas en los precios de los energéticos y la reducción en la producción petrolera. Y lo peor es que hay presentes riesgos para la economía mexicana como son un menor ritmo productivo estadounidense, que la producción descienda más a lo esperado y la desaceleración del consumo privado.
En este punto hay que resaltar que el crecimiento del consumo interno que se refleja en las ventas de las tiendas de autoservicio y departamentales no es sólido. El presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco), Enrique Solana Sentiés, recomienda esperar a ver el comportamiento de los próximos meses, sobre todo porque hay indicadores que muestran cifras negativas.
El dirigente empresarial insiste en que al concluir el actual proceso electoral, el gobierno federal debe realizar cambios al régimen tributario, sobre todo en la caída de inversiones por la no deducibilidad acelerada de éstas. Dijo que es importante que “todos los que inviertan en hoteles, en campos de golf, o que incentivan el turismo con sus proyectos puedan depreciar sus activos en un corto tiempo, porque mientras más tiempo tarden, el riesgo se incrementa y podría ser no conveniente el llevar a cabo una obra”.
A los CEOs en México les preocupa la corrupción y la inestabilidad social del país. La sexta encuesta de percepción de los CEOs en México realizada por PwC, revela que la corrupción, inestabilidad social y aumento de la carga tributaria son las principales preocupaciones de 83 por ciento de los directores generales de México.
Los sucesos de violencia en Guerrero y Michoacán, así como en Jalisco, obligaron a los directores generales del país a considerar a la inestabilidad social dentro de sus preocupaciones a fin de establecer estrategias para enfrentar esos retos. Pero el fantasma de la corrupción es el que sigue creciendo dentro de los temas para los directores de alta gerencia, al pasar de 70 a 83 por ciento a los CEOs que les preocupa el tema.
El 57 por ciento de los directores generales de México considera que hay más amenazas para el crecimiento de sus empresas en la actualidad que hace tres años.
REPERCUSIONES
Frente a este derrumbe económico nos percatamos de cómo va en franco declive el social. Es más que preocupante, es una situación que el gobierno ya debería estar previendo y por lo tanto buscando salidas, soluciones inmediatas, sobre todo al conocerse de actos de niveles diabólicos, de los que ya no tienen nombre, de los reveladores de lo que ha generado el hambre, la miseria, los conflictos familiares, el desempleo, el instinto de sobrevivir por encima de cualquier norma o de respeto, inclusive, a la vida humana.
Ya no se trata solamente de los hechos por todos conocidos relacionados con las mafias, mismas que cada día ven crecer sus filas en la misma medida en la que se desploman los índices de crecimiento y por ende de posibilidades de empleos, sino que la desaparición masiva de jovencitas en diversas Entidades, el crimen cometido por adolescentes que revela una saña inaudita, inconcebible entre los jóvenes que apenas están despuntando a la vida, se han convertido en la nota de cada día, en las estadísticas semanales, mensuales, anuales, en las cifras con las que pude calificarse a un gobierno indolente.
Las violaciones de mujeres y de infantes a los que casi matan están a la orden y no se trata de “percepciones” sino de crueles realidades en donde queda de manifiesto la incompetencia de las autoridades para detener y castigar a los culpables. También sobre este tipo de delincuentes se han extendido mantos de impunidad generados, creados, en los mismos inmuebles en donde debiera aplicarse la ley y ello debido, en muchas de las ocasiones, a la carencia no solo del personal especializado sino de los elementos que deben tenerse para poder registrar huellas, llevar a cabo investigaciones forenses que tengan como resultado atrapar a los culpables.
Estos grupos, los formados por lo que poco o nada tienen y en razón de ello tampoco exponen más allá de su propia persona, aumentan día con día y terminarán por ser la verdadera amenaza en contra del resto de la sociedad que sigue, tal vez sin proponérselo, padeciendo el Síndrome de Estocolmo, es decir, amando y protegiendo a sus secuestradores, porque con la violencia actual ¿quién no está secuestrado entre las paredes de sus propio hogar, de su negocio o de la oficina?
BAJA PRODUCTIVIDAD
Dentro del bloque de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el país que tiene la productividad más baja, revela un estudio de la organización titulado “México, políticas prioritarias para fomentar las habilidades y conocimientos de los mexicanos para la productividad y la innovación”.
México registró en 2013 un nivel de productividad de 60 por ciento por debajo del promedio de la OCDE. Esta brecha se acentúo a lo largo de las dos última décadas durante las cuales la productividad aumentó a un ritmo más lento en nuestro país que en el promedio de naciones de la OCDE, es decir, 0.7 por ciento de crecimiento promedio anual, en contraste con el 1.6 por ciento en promedio registrado en los país de esa organización.
De acuerdo con el estudio presentado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la productividad total de los factores incluso se redujo en México en 1.4 por ciento anual en promedio entre 200 y 2014, mientras que se incrementó en casi todos los demás países de la OCDE.
El bajo nivel de competencias de la fuerza laboral de México explica su “mediocre” desempeño en términos de productividad. El nivel de educación de la fuerza laboral mexicana se sitúa muy por debajo del promedio de la OCDE. En 2012, el 19 por ciento de los adultos entre 25 y 64 años de edad tenía estudios de nivel medio o medio superior como su máximo nivel de educación y un 198 por ciento más poseía estudios superiores.
Ahí está gran parte del problema.