(21 de enero, 2015).- Una de las principales problemáticas a las que se enfrenta la población joven de México en etapa productiva es el ingreso al campo laboral, en donde cuestiones como la falta de experiencia o la ineficiencia en la capacitación repercuten de manera significativa en la inserción de los jóvenes a algún empleo.
De acuerdo con datos arrojados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante los meses de enero, febrero y marzo de 2014, la tasa de desocupación de jóvenes entre 20 y 24 años se ubicó en 9.2%, lo cual representa un alto nivel de inactividad. En este sentido, recientemente la OCDE emitió un informe en donde señala que el desempleo juvenil en México creció a 9.8% en noviembre del año pasado.
Ante esta situación de la falta de oportunidades, y con la inminente necesidad de generar recursos- tanto para la manutención propia, como el apoyo familiar-los jóvenes mexicanos recurren a la informalidad, en donde los sueldos obtenidos son bajos. Según información de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 61.7% de los jóvenes se encuentran inmersos en un trabajo informal, de los cuales 44.8 % cuentan con estudios de nivel medio superior y superior.
De igual modo, en este rubro se señala que 17.7 % de los jóvenes que se emplea en el mercado informal reciben hasta un salario mínimo diarios, mientras que 32.3% obtiene ingresos que oscilan entre uno y dos salarios mínimos.
Aunado a lo anterior, la necesidad de laborar también lleva a la población joven a emplearse en trabajos temporales o de tiempo parcial, donde las condiciones son precarias, sin prestaciones sociales así como salarios bajos. En relación, la organización antes citada informó que en nuestro país el 7.7% de los jóvenes entre 15 y 29 años se encuentra con la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que sus actividades actuales les permite.
De acuerdo con el académico de la UNAM, Eduardo Loria Díaz, a pesar de lo que se podría suponer, las tasas de desempleo se agravan más cuando los jóvenes poseen un nivel educativo medio superior y superior. En tal sentido, apuntó, que según estadísticas de 2014 el desempleo entre la población con primaria cursada es de 5%, mientras que los que poseen un nivel medio y superior llega al 12% por ciento.
“Esto se podría explicar por los malos sueldos ofrecidos para los jóvenes, ya que mientras los chicos que cuentan con instrucción básica están dispuestos a aceptar los salarios bajos ofrecidos por cualquier empresa, los que tienen una educación superior o medio aspiran a obtener trabajos bien remunerados”, explicó.
Por otro lado, según información dada a conocer por la Cámara de Diputados, a principios de 2014 nuestro país ocupaba la cuarta posición a nivel mundial con mayor desempleo entre la población de 15 a 29 años. En el informe emitido por la cámara baja, se hace referencia lo establecido por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en donde se señala que entre más preparado se encuentre un individuo, las posibilidades de encontrar un empleo de acuerdo a su formación se reducen.
La oferta laboral es escasa y competida
En palabras de José Aarón Flores Cantero, coordinador educativo de la organización “Servicios a la Juventud A.C”, las garantías de acceder a un empleo digno y bien remunerado se reducen de manera notable por diversos factores.
En primera instancia, indicó que las y los jóvenes se enfrentan a un mercado en donde la oferta de vacantes es escasa. En tal sentido, aseguró que se ha convertido en una labor complicada para las autoridades generar vacantes laborales, puesto que hoy en día la población que va de los 15 a 29 años es la tercera parte del total que habita en México.
En el caso de la población joven con un nivel de estudios profesional, Flores Cantero aseguró que una de las problemáticas que enfrentan es la saturación del campo laboral. “La saturación convierte el proceso de búsqueda en un proceso de competitividad, de demanda y poca oferta, ya que la posibilidad de que sean más personas con mejores perfiles aumenta”, manifestó.
Del mismo modo, identificó como elemento que dificulta la inserción laboral de las y los jóvenes a mundo laboral, a la falta de un desarrollo óptimo de habilidades, mismo que se tuvo que haber realizado durante el proceso educativo en las escuelas. En este sentido, indicó que las organizaciones que buscan talento, encuentran en los candidatos jóvenes una falta de habilidades sociales y competencias básicas.
“Hoy en día encontramos en los jóvenes habilidades indispensables poco desarrollados como: la comunicación por escrito, comprensión de textos, hablar en público, el almacenamiento y uso de conocimientos técnicos específicos; inclusive aspecto tan obvios que muchos jóvenes carecen de ellos como la lectura veloz, puntualidad, respeto, trabajo en equipo, etc”, añadió.
Aarón Flores indicó que los procesos educativos aplicados en México, así como la situación económica volátil representan limitantes para el desarrollo pleno y la obtención de trabajos para las y los jóvenes de nuestro país.
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